La Nueva Normalidad




La Nueva Normalidad

Por: Erreh Svaia

CRANEOSCOPIO

Por más que lo deseemos, el volver a la antigua normalidad será un proceso muy difícil, casi imposible, pensar en que el nuevo coronavirus se irá un día, de la misma inesperada forma en que llegó, se antoja imposible, y una vez que superemos los picos más altos de éste primer brote y reactivemos nuestra economía, la vida social no podrá ser reactivada de la misma forma, impensable, la vida social, no volverá a ser como antes, y tendremos que vivir un bien tiempo con la paranoia de enfermar si nos acercamos mucho a otro ser humano, justo en el clímax de la época de las llamadas “selfies”, estaremos obligados a pensar seriamente si en realidad queremos juntarnos más, para salir todos en la foto.

No es que yo sea precisamente la persona más sociable del mundo, mi vida se limita a mi trabajo y a mi familia más cercana, mi círculo social es bastante estrecho, saludar y despedirme de cada uno de los presentes al llegar o retirarme de una reunión, es de las cosas que menos me gusta, y en lo personal, irme sin despedirme es un auténtico placer para mí, aún así, pienso que la mayoría de las personas, prefieren la cercanía y el contacto de otras personas, poder reunirse en grupos alrededor de una mesa, de un asador, de una televisión, y la verdad es que pienso que todo eso va a cambiar, por lo menos por un buen número de meses.

Disfruto el apretón de manos al saludar, ya que suelo aplicar algo de fuerza de más, para ver la cara que pone la persona a la que saludo, (Trump, y su abusivo saludo de mano, también deben estar extrañándolo) el abrazo y la palmada en la espalda no es precisamente lo mío, y el saludo de beso a las mujeres, me resulta absurdo, ya que muchas veces o es un simple "beso al aire", o es un beso a una mejilla que ya besaron varios en una reunión, lo cual me parece bastante poco higiénico.

Luego de que llegue y se vaya la cresta de la ola de brotes, dejar de usar el cubre bocas, será un acto de verdadera valentía o de inconsciencia, las fotos de los chinos caminando por sus contaminadas ciudades con cubre bocas, se harán ahora parte de las realidades de muchas ciudades, entrar a un autobús o al metro será un acto temerario, aún y que la autoridades anuncien que se ha terminado la parte más dura de la contingencia, acudir con algún prestador de servicios que atiende a mucha gente de forma diaria, como un médico, un maestro, un sacerdote o un estilista, será algo para pensarse un poco, y tomar precauciones.

La posibilidad de brotes esporádicos, o de una muy temida segunda ola de brotes, serán amenazas presentes por un par de años, ¿Qué pasará cuando llegue el invierno otra vez al hemisferio norte? ¿Estaremos más expuestos? ¿Cómo serán ahora las misas los domingos? ¿Cómo serán ahora las clases para los niños? ¿Las áreas de juego en las guarderías? ¿Volveremos tranquilos al transporte colectivo? ¿Cómo será el transporte escolar que lleva a nuestros a sus clases?, ¿Cambiarán las oficinas repletas de diminutos cubículos? ¿Los sobre poblados talleres de manufactura se ampliarán? ¿Los restaurantes contarán con divisiones de acrílico? ¿Volveremos a los saturados “mercaditos” de la colonia? ¿Permitiremos los abundantes besos y abrazos en las bodas, en los “baby showers”, en los funerales? ¿Volverán a agruparse las “porras” en las tribunas durante un evento deportivo? ¿Volveremos a hacer el “slam” en los eventos musicales? 

Vendrán épocas diferentes, de mayor distanciamiento, de mayor aislamiento, de mayor actividad en las redes y menos actividad física, de un auge en el comercio electrónico y un declive definitivo que podría poner fin a los grandes centros comerciales y a las tiendas físicas, la gran oportunidad está ahí para quienes usen su ingenio para sacar sus actividades adelante y nos permitan regresar a lo más cercano de la “normalidad” que conocíamos, o aquellos que nos brinden productos y servicios para afrontar ésta nueva “normalidad”, pero bueno, si adquirimos y se queda con nosotros el hábito de lavar nuestras manos seguido, durante todo el día, algo bueno habremos ganado, al final, el mayor confinamiento que podamos padecer y la exitosa manera en que lo superemos, dependerá enteramente de nuestra mentes e ingenio.

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