El Autoritarismo se hace Viral
El Autoritarismo se hace Viral
Por: Garry Kasparov
Tomado de: Forbes
Una crisis saca lo peor de algunos y lo mejor de otros. Y
diría que esto también aplica para las empresas e incluso para los gobiernos.
Las empresas y los países están formados por personas, claro está, pero me
refiero a sus líderes, o a sus regímenes, y a cómo responden al reto de sacar
lo mejor, o lo peor, de ellos mismos.
¿Y cómo responde el pueblo? En los regímenes autoritarios,
donde el gobierno mantiene una relación de confrontación con la gente, hay
pocas esperanzas de que los dirigentes quieran proteger al pueblo cuando se
produce un desastre. De hecho, suele ser al contrario, el régimen siempre
tratará de realizar ataques de tipo exploit frente a una emergencia real, para
aumentar su poder de represión.
En el mundo libre, deseamos confiar en el gobierno durante
una crisis. Incluso si no votamos por nuestro alcalde o por el presidente, se
supone que ellos trabajan para nosotros. Los funcionarios son responsables ante
la gente, así que esperamos, a pesar de la lentitud y el caos de los partidos y
de los políticos, que respeten el bien público y sean responsables.
Incluso si tiene la suerte de poder confiar en que el
gobierno tenga en cuenta sus intereses personales, esto no le exime de sus
obligaciones personales. ¿No es eso de lo que trata vivir en democracia, tener
capacidad de elección y responsabilidades? Hay muchas leyes y reglas, pero los
ciudadanos libres no son esclavos, y se requiere un cierto nivel de confianza
mutua entre gobernante y gobernado.
Los paralelismos entre los virus informáticos y los humanos
son quizás demasiado obvios, pero válidos como metáfora. En ambos casos,
confiamos en la orientación y la información de las autoridades, y en que estas
legislen y hagan cumplir las regulaciones para protegernos. Cuantos más
individuos sigan las buenas prácticas, mayor grado de seguridad alcanzaremos como
sociedad. A pesar de todo, ya estemos defendiendo nuestros cuerpos de los
microbios o nuestros equipos de los hackers, nos esforzamos por lograr un
equilibrio entre libertad y seguridad.
Este delicado equilibrio no tiene escenario en una
dictadura. La única seguridad que buscan es la de su propio poder y su dinero,
y puede estar seguro de que reaccionarán rápidamente, si pueden, ante cualquier
crisis para aumentar ambos. También aquí existen paralelismos, ya que los
individuos malintencionados de todo tipo buscan explotar la crisis. Ya se está
produciendo una oleada global de estafas y ataques de phishing con motivo del
coronavirus. Se están vendiendo en línea equipos de prueba fraudulentos y
circulan por las redes sociales toda una serie de falsas curas milagrosas. A
menudo, la gente desesperada suele ser un blanco fácil.
Esto también es cierto cuando son el objetivo de regímenes
sin escrúpulos. Irán también ha experimentado una terrible oleada de
coronavirus, pero la aplicación que publicaron para recoger información sobre
la propagación de la enfermedad, recopilaba tantos datos personales
innecesarios que fue eliminada de la tienda Google Play. El mismo grupo ha
desarrollado otras aplicaciones sospechosas para el gobierno iraní,
aplicaciones de mensajería diseñadas para reemplazar las más usadas, que tienen
un cifrado más complejo y que complica la tarea del gobierno de espiar a sus
ciudadanos.
Se pueden combatir las aplicaciones maliciosas del mismo
modo que las noticias falsas: confiando solo en las fuentes fiables. Es más que
probable que algo que ha sido enviado para instalar, ya sea por SMS o por medio
de una red social, sea poco confiable. Si tiene dudas, intente antes obtener el
mismo servicio o información desde un sitio web, en lugar de instalar una
aplicación que podría acceder a una gran cantidad de información confidencial
privada.
Rusia tardó en tomarse en serio las medidas de seguridad
frente al coronavirus, pero no en alardear de lo contrario, dando lugar a las
sospechas sobre la verdadera situación en el país. El Kremlin prohibió las
reuniones masivas, incluyendo las protestas antigubernamentales, pero permitió
llenar los estadios de fútbol e incluso un encuentro de ajedrez con más de mil
invitados, en una fecha tan tardía como el 16 marzo.
Oficialmente, son muy pocos los casos de COVID-19 en Rusia,
y el Kremlin ha alardeado del éxito de sus medidas de prevención y de sus
pruebas. Ya desde el principio asumí que las cifras estaban maquilladas, porque
eso es lo que hacen los regímenes autoritarios: controlar la información para
manipular la realidad. Pero la realidad puede romper estas barreras, como
sucedió en Wuhan, y ahora Rusia ha decretado el confinamiento, como casi en
cualquier otro lugar. Semanas de negación y propaganda del régimen han costado
muchas vidas, y no solo de ciudadanos rusos. Durante mucho tiempo, los vuelos
desde Rusia no fueron prohibidos ni controlados, al igual que los que procedían
de lugares con peores estadísticas oficiales.
Los datos constituyen un arma muy potente contra este mal
invisible. Los termómetros conectados pueden detectar un brote local más rápido
que un hospital. Con el análisis del historial del GPS se puede rastrear la
ubicación de una persona infectada y saber dónde ha estado, e incluso advertir
a todos los que han pasado por esa calle. Esto ya ha ocurrido en algunos
sitios. ¿Y qué tal una aplicación que le avisa cuando se está desplazando
demasiado o no está guardando el distanciamiento social? Naturalmente, tendemos
a bajar la guardia sobre los problemas de privacidad cuando se trata de un
asunto de vida o muerte, pero esto no significa que debamos pasarlos por alto.
Los autócratas ya están explotando el virus para acumular
más poder. Hungría ha suspendido el parlamento y las elecciones. Turquía y Brasil
están aplicando técnicas de cracking aún más enérgicas contra periodistas y
activistas, bajo la excusa de la necesidad y la seguridad. Los funcionarios
regionales aprietan, y está claro que la democracia está bajo presión con el
virus como excusa. Y no crea que las democracias más consolidadas se libran de
estas presiones. El presidente Trump ha abusado de su autoridad en muchas
ocasiones, aunque a menudo ha sido limitado por los tribunales y el Congreso.
¿Serán capaces de resistir en un estado de emergencia, cuando se tiende a dejar
que el poder ejecutivo haga lo que considere que es necesario y a que la gente
se una en torno a su liderazgo?
El poder que se cede a un gobierno raramente se recupera sin
luchar. Recuerde el viejo dicho sobre las buenas intenciones y hacia dónde
conduce con frecuencia ese camino. Debemos confiar en que nuestro gobierno haga
lo que debe y esperar que también haga lo correcto. Pero, como dijo Ronald
Reagan: «Confía, pero verifica». Nuestro deber como ciudadanos es implicarnos,
incluso durante una crisis —especialmente durante una crisis— y asegurarnos de
que las acciones de los funcionarios del gobierno nos ayuden a todos, no solo a
ellos mismos, y que los poderes de emergencia terminen tras la situación de
crisis.
Comments
Post a Comment