No Era un Cisne Negro




No Era un Cisne Negro

Por: Erreh Svaia

CRANEOSCOPIO

El escritor Nassim Nicholas Taleb definía los “cisnes negros” como eventos inesperados que al suceder, cambiaban por completo nuestra realidad, en la antigüedad se solía pensar que todos los cisnes eran blancos, así aparecía en los libros sobre vida animal, hasta que en una región remota, hallaron cisnes negros, eso invalidó toda la información anterior que se conocía al respecto, hoy en día, sería fácil denominar a la pandemia del COVID-19 como un “cisne negro”, yo mismo en algún momento lo llegué a mencionar, podríamos auto engañarnos y afirmar que nada de lo que está sucediendo era algo esperado, que surgió de la nada en Diciembre del año pasado en China, la realidad es que muchos ya llevaban tiempo advirtiendo sobre éste tipo de temas, ya se había presentado anteriormente con eventos como el ébola, el SARS y la influenza, la caída en la efectividad de los antibióticos contra algunos de las llamadas “super bacterias”, gente como Bill Gates ha pasado los últimos meses mencionado y advirtiendo sobre el tema, aunque ojo, Gates mismo hace un par de años extendía una propuesta de “sacar” a África de la pobreza usando pollos, en aquel entonces también advertí sobre el riesgo de la crianza de aves de una forma indiscriminada en los hogares y la posibilidad de una pandemia generada por el paso de un virus animal al ser humano por el contacto continuo, la realidad es que el contacto inadecuado con los animales, han sido el origen de muchos de los virus que atacan agresivamente al hombre, y la visión de Gates sobre el tema, parecía no estar muy bien pensada, tal vez el hecho de que algunos señaláramos su error, lo llevo a entender y a considerar que una pandemia originada en el paso de un virus de animal a hombre, era una alta posibilidad.

La realidad es que podemos hablar de estar frente a un “rinoceronte gris”, concebido por la escritora Michelle Wucker, quien describía éste fenómeno como un problema enorme, que estaba enfrente de nosotros, y que por ser aparentemente común, no llamaba nuestra atención y pasaba desapercibido (el desastre en Chernóbil, o el Huracán Katrina) o , tal vez nos “acostumbramos” a pensar que en China es algo común alimentarse con animales exóticos, tal vez nos acostumbramos a pensar que era algo común que se originaran éstos brotes de virus en China y por la distancia no pasaría nada, tal vez nos  acostumbramos a pensar que China, con su liderazgo tecnológico emergente, sus ascendentes condiciones de vida, y su extrema vigilancia sobre la población por parte del gobierno, harían fácil contener una situación así casi de inmediato, la costumbre nos ganó, la confianza hizo de las suyas y ahí, en medio de un régimen autoritario, de una sociedad cerrada y de una censura gubernamental, es que el virus encontró tierra fértil para avanzar sin ser advertido al resto del mundo, ya nos había pasado anteriormente y volvió a suceder, y podría repetirse una y otra vez, no es un “cisne negro”, es un “rinoceronte gris”, ahí estuvo, ahí está y no sé si seguiremos permitiendo que ahí siga.

Mencionaba en algún editorial, el escritor e historiador Yuval Noah Harari, que la actual pandemia no era un tema adjudicable a la globalización, que existieron antes de la era moderna pandemias en el mundo conocido sin existir lo que hoy conocemos como “globalización”, la realidad, es que pienso que tampoco es así, ya que podemos hablar de una suerte de “globalización antigua inadvertida” cuando poblaciones originales del norte de Asia cruzaron a Norteamérica, cuando Asia y Europa establecieron rutas de comercio con el Medio Oriente, o incluso, cuando Cristóbal Colón llegó aAmérica y años más tarde los españoles traerían la viruela a los que hoy es México, la “globalización” ya existía, y sus riesgos siempre han estado ahí, y aquí cabe señalar que los beneficios por la globalización, desde el pasado hasta nuestros días, siempre han estado palpables, e incluso, a un alto costo, como en el caso del brote de viruela, durante la conquista de lo que hoy es México, sirvió para crear una suerte de inmunidad a ésta enfermedad en la población.

Es muy posible que en los años por venir, el “rinoceronte gris” nos vuelva a arrollar si no hacemos algo al respecto, si no entendemos bien los riesgos de la relación animal-humano sin un cuidado y una vigilancia adecuada, si no establecemos los cercos sanitarios adecuados, que no restrinjan el libre movimiento de los humanos, pero si que protejan a las poblaciones nativas de una enfermedad ajena al sistema, si no entendemos que éstas crisis se superan con transparencia, solidaridad y disciplina, no con censura, opacidad o autoritarismo desmedido, que lejos de solucionar, sólo empeoran las cosas y se convierten en obstáculos mayores que no nos permiten ver al rinoceronte gris en pleno avance contra nosotros.               

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