De Héroe a Dictador, El Futuro de Nicaragua


De Héroe a Dictador, El Futuro de Nicaragua

Por: Erreh Svaia

Dispersión Caprina

Como sucede en la mayoría de las revoluciones, podemos mencionar la francesa, la rusa, la mexicana y la cubana, por exponer algunos ejemplos, aquellos caudillos que prometieron la libertad y que lucharon contra el dictador autoritario, terminan convirtiéndose en creaturas peores que esas contra las que lucharon, Robespierre, Stalin, Calles y Castro se convirtieron en peores personajes que los que derrocaron, infundiendo una autocracia y un terror mayor al pueblo al que supuestamente dieron la libertad, y al que prometieron un mundo mejor, en Nicaragua, uno de los sobrevivientes del periodo llamado la Guerra Fría, época de tensión entre las dos potencias de aquellos tiempos, la hoy extinta URSS y los EEUU, Daniel Ortega luchó contra la dictadura de los Somoza, en medio de un conflicto encarnizado entre el bloque afín a la Unión Soviética y la esfera de influencia del capitalismo Occidental, luego del triunfo de la guerrilla, Nicaragua transitó hacia una aparente época de democracia en las cuales elecciones libres se llevaron a cabo, cambios de poderes, incluso Ortega alguna vez estuvo en el poder como un funcionario más, pero los tiempos cambiaron en Nicaragua, la ola del entonces nuevo “Socialismo del Siglo XXI” agitó Centroamérica y Ortega se alineó a los llamados “Castro Boys”, colección de pintorescas figuras lideradas política e ideológicamente por Fidel Castro (Lula, el líder sindical de los trabajadores, Hugo Chávez, el populista carismático, Evo, el indigenista, Rafael Correa, el economista, Fernando Lugo, el teólogo de la liberación, los Kirchner, peronistas, José Mújica, el guerrillero rehabilitado), quien hacia crecer su área de influencia y creaba un plan maestro para la supervivencia de Cuba luego de perder el apoyo de la URSS, Venezuela, el país con mayores de reservas de petróleo y Brasil, la economía más grande de América del Sur, se convirtieron en anclas para el proyecto de Castro diseminado atreves de mecanismo como el Foro de Sao Paulo o el ALBA, Ortega se convertiría en uno más de los “Castro Boys”, y al igual que Fidel Castro, un sobreviviente del la Guerra Fría, al igual que los “Castro Boys”, Ortega se logró reinventar y cambiar sus aficiones por la guerrilla, orientándolas al populismo y a usar la política populista como su nueva arma para hacerse del poder, ésta vez de manera definitiva, dezmando las incipientes instituciones y la apenas naciente democracia en Nicaragua, apoyado de un pacto corporativista en el que Ortega se imponía junto con un bloque de empresarios y aliado al poder de la iglesia nicaragüense a l más puro estilo del PRI autoritario y hegemónico previo a los 90s.

Pero la revolución Sandinista, muchas veces conservada por el aparato propagandístico y de adoctrinamiento nicaragüense poco a poco se fue debilitando, y las nuevas generaciones comenzaron a demandar un cambio, la percepción de la juventud respecto a Ortega ha ido mutando de ser un “héroe”, a convertirse en un dictador, el sistema social que se encargaba de mantener como clientes a varios sectores de la sociedad, como en muchos otros casos comenzó a agrietarse y a romperse, medidas preventivas por parte del gobierno, como subir los impuestos y reducir los apoyos clientelares comenzaron a causar molestia entre empresarios y la población civil, las protestas callejeras no se hicieron esperar, la dura represión militar tampoco, al igual que en la también “Socialista del Siglo XXI” Venezuela, un mal manejo de la política y del conflicto, terminó convirtiendo el debate de ideas en una rebelión popular, y en una sangrienta guerra civil, el poder ejercido por Ortega, ya sin el respaldo de un Fidel Castro o de un Hugo Chávez ha perdido fuerza, además de el debilitamiento en general del Socialismo del Siglo XXI en la región, la consigna inicial de ir en contra de los cambios al sistema de impuestos y los recortes al sistema de seguridad social, se ha convertido en una batalla por echar fuera a Ortega y a su excéntrica esposa (la vicepresidente, en el colmo del nepotismo al más puro estilo Peronista) del gobierno, marchas de más de 100,000 personas se han efectuado en las calles de Managua, la capital del país, encabezadas por estudiantes, abandonados por una oposición política dócil a Ortega, finalmente, para la juventud nicaragüense, Ortega se ha vuelto equiparable a Somoza, dictadores ambos, cada vez más aislados de sus aliados, el empresariado (que ha roto con el estado), la iglesia (que se ha alineado con la protesta civil), y el sindicalismo (que han sido abandonados por la juventud), restándole legitimidad al estado, hoy solamente refugiados en el brazo militar a sus órdenes y en el férreo control ejercido sobre los medios de comunicación que continúan bloqueando mucha de la información al exterior, minimizando los episodios sangrientos que ocurren en las calles en los que se calculan más de 300 muertos, cada vez más la presión internacional se abate sobre los Ortega, al tiempo que la economía se sigue deteriorando rápidamente y la seguridad en las calles se evapora, mientras el estado se atrinchera y lanza al ejercito contra el pueblo, Nicaragua se antoja para ser el último bastión sobreviviente de los originales “Castro Boys”, difícil el proceso de reconciliación pacifica mientras Ortega y su esposa sigan en el poder, aunque ya con poco apoyo, las cosas tampoco se ven muy alentadoras en el panorama de Ortega y en lo que parecieran ser los últimos estertores del “Socialismo del Siglo XXI”, aunque capítulos más recientes como el de Nicolás Maduro y la hiper crisis en Venezuela, o el reciente triunfo de Andrés López en México, parecen no querer cerrar el libro de manera definitiva.

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