Lightning Bolt-Oblivion Hunter (2012)
Lightning Bolt-Oblivion Hunter (2012)
Y hace apenas cosa de una semana, cuando platicábamos del disco de Brian Chippendale y su proyecto Black Pus, mencioné que muy probablemente los Lightning Bolt no volverían a sacar un disco, y bien dicen, más rápido cae un hablador que un cojo y los Lightning Bolt me callan la boca y editan disco nuevo!
Oblivion Hunter (vaya titulo!) es una recopilación de temas no editados por parte de este intrépido dueto de audaces noiseters, ya saben, con esos bajos distorsionados a cargo de Brian Gibson, que se podrían poner al tu por tu con cualquier guitarra y esas baterías como lavadora vuelta loca sin duda un disco para disfrutarse de principio a fin para los seguidores de esta legendaria banda.
King Candy es todo un trallazo, con sus epilépticos y chirriantes bajos, incesantes y brutalmente tribales baterías, esa tarola tan característica de Chippendale, como si tuviera vida propia y esas vocales como de poseso hacen de la pieza la mejor manera de iniciar un disco y de jalar toda nuestra atención, un tema candente, espeso y denso y con es batería como golpe de látigo húmedo sobre la espalda, y esos bajos nuevamente como motores de motocicleta suicida, con un Brian Chippendale mostrando una envidiable condición y un bajo dispuesto en todo momento a la audaz experimentación a cargo del otro Brian, Gibson.
Baron Wateland es Lightning Bolt clásico, con ese avance como de tanque de guerra y con esas descargas de electricidad devastadoras cual gritos desgarradores, con un Chippendale sacándole provecho al máximo a su escueta batería, demostrando porque es uno de los pocos bateristas en explotar literalmente su instrumento de una manera irreprensible, y de pasada, inexplicablemente creando melodías que ocasionalmente nos enganchan, todo en medio de ese aparentemente incontrolable caos, uno esperaría en cualquier momento que Iggy Pop saltara y tomara el micrófono con estos dos orates para iniciar una nueva etapa de rock brutal a la Stooges , alcanzando momentos delirantes como en el clásico Fun House.
Oblivion Ballon se va por el lado de los agudos chillantes de esas cuerdas disparatadas insertadas en el bajo, la banda consiguiendo un cóctel volátil de sonidos explosivos y disonantes, con bucles sonoros repetitivos que se repiten una y otra vez hasta el infinito, con Fly Fucker Fly como mejor ejemplo de esto, la banda sonando como la versión más bastarda, intensa y extrema del minimalismo, y aún así este par de truhanes saliéndose con la suya e introduciendo sorprendentes trazos de contagiosa melodía, en lo que sería el equivalente a las pesadillas más monstruosas de un Philip Glass.
The Soft Spoken Spectre va más allá de todo lo que hemos escuchado de estos Lightning Bolt al introducir trazos de melodías orientales, en una faceta que definitivamente desconocíamos de la banda, y que me hace preguntarme como funcionará un tema en vivo de esta índole con sus salvajes y frenéticas audiencias? Por si fuera poco, la banda nuevamente repite sus inclinaciones por oriente en Salamander, sólo que aquí si le suben al volumen, enchufan sus amplificadores y Chippendale entra al juego cual torbellino humano y como espíritu en busca de venganza.
World Wobbly Wide cierra este corto y conciso disco, una pieza que sin duda nos recuerda la existencia de esta fabulosa sociedad entre Chippendale y Brian Gibson que difícilmente sabremos cuando editen material nuevo reciente, pero material inédito ya tenemos para escuchar, para disfrutar y para freírnos los sesos un rato.
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