The Velvet Underground-The Velvet Underground & Nico

45 años han pasado ya desde que esta bomba de sonido estalló en nuestras conciencias cambiando el mundo de lo que pensábamos que era la música para siempre.

Regreso a la anécdota que siempre cuento de cuando estaba en la primaria y un amigo de los que me juntaba en la calle me mostró una serie de discos de vinil, en aquel entonces estaba familiarizado con bandas como los Doors, Led Zeppelin, los Beatles, los Beach Boys, los Rolling Stones y Credence, pero The Velvet Underground? Nunca en mi vida había escuchado el nombre de una banda así, era uno de los discos en vivo grabado por la banda a la salida de John Cale, ese con el trasero femenino en la portada, años más tarde cuando recuerdo ese disco, lo que más me llama la atención es que era un disco hecho en México, si, un discos editado en México de los Velvet, apuesto a que si aun existe ese disco debe valer un buen de dinero.

Recuerdo que aquel amigo me dijo, si te gustan tanto los Doors, escucha a los Velvet, son más ácidos, no entraré en detalles de aclarar si yo sabía en aquel momento que era “acido” musicalmente hablando, aún al día de hoy quisiera pensar que se refería a alucinante o psicodélico, si pudiera volver el tiempo atrás, le diría, no son más ácidos, son más ABRASIVOS, si esa sería la palabra, y aunque el primer tema del legendario disco de debut de los Velvets, editado en 1967, podría indicar todo lo contrario, Sunday Morning es una balada fantasmal, delicada y etérea, otro más de los enfermos juegos de Lou Reed de enganchar a una audiencia y después sacudirla, estremecerla, y es que una cosa es la belleza embrujada de este delicado tema y su lenta cadencia y otra la descarga eléctrica desalmada de I`m Waiting For The Man, primero con su obvia referencia a la espera del distribuidor de drogas y después por esas guitarras ensordecedoras, ese insano deseo de la banda de acercarse al ruido, de no olvidarse del R&B, pero pervirtiéndolo de una manera insólita, suban el volumen y disfruten del bien engranado juego de guitarras entre Reed y Sterling Morrison, intercambiando disonancias en sus guitarras, mientras un John Cale y una Maureen Tucker mantiene un ritmo mecánico, casi robotico (si, ese tan inusual que años más tarde admitirían los Kraftwerk y los Neu! que les robaría la mente), un Reed con una voz tan cruda y desenfadada, con influencias de Bob Dylan y Mick Jagger, pero llevando la inteligencia de Dylan y la malicia de Jagger más allá de lo posible, al extremo.

Después seguirá Venus In Furs, un oscuro ritual hecho música, el avance fúnebre de la batería de Tucker, más un latido de corazón, que cualquier otra cosa, esas guitarras que sonaban como de otro mundo y Red como maestro de ceremonia de un circo snuff, y la introducción al sin igual sonido de la viola de John Cale, la obvia conexión del sonido de los Velvet con la música minimalista, La Monte Young y el vanguardismo (Ya saben la historia de Cale siendo parte de los ensambles minimalistas de Young), un tema que debió ser inspiración de muchas cosas, pero que sin duda debió ser muy apreciada por bandas como los legendarios Jane`s Addiction.

Run Run Run es el avance de un tren a punto de descarriarse, la labia maliciosa de Reed soltando veneno a más no poder, otro tema importante, All Tomorrows Parties seguirá, con sus guiños a oriente, sus guitarras fuera de este mundo y la llegada de un nuevo elemento más a este impresionante nuevo sonido, Nico, la vocalista más oscura y fría de aquello años, una estilista vocal que no se acomodaba tan fácilmente al rol de una vocalista cualquiera, una imposición del “productor” Andy Warhol, que de todas maneras funcionaria y embonaría con la banda a la perfección.

Heroin es una pieza legendaria, en un mundo que aún estaba fascinado por las drogas que te hacían “volar”, Reed hace una oda a la droga que te hunde y te lleva directo al infierno, Reed se convierte por derecho propio, en el más maldito de los compositores de rock, la banda en pleno uso de la libre forma, en una pieza mutante que adquiere miles de matices durante su ejecución, una Tucker marcando el funesto paso, y Reed acelerándose repentinamente y añadiendo toneladas de intensidad ardiente al tema, una Tucker acelerando a la par los latidos de nuestro corazón, y aquí el más oscuro de los rituales de la banda.

There She Goes Again es puro Nueva York, emparentando con bandas de mi denominada No Generation, como los Fugs o los Godz, música brutal de principio a fin, para después proseguir con un tema más de la GRAN Nico, dónde nuevamente Reed muestra su lado sensible, siempre yéndose a los extremos.

Este legendario disco cierra con el que sin duda sería hasta ese momento uno de los temas más extremos, experimentales y arriesgados del momento, European Son, que empieza con la misma brutalidad neoyorquina del párrafo anterior, para convertirse en una auténtico monstruo-huracán-golpe de sonido, dónde la banda aniquila, si ANIQUILA sonoramente a su audiencia, dónde todo cambia y el disco trasciende por completo del pop a no-se-donde, a algo más allá, a algo inesperado que nuestros oídos definitivamente nunca había escuchado en el rock (si en el free jazz claro).

The Velvet Underground & Nico es un disco legendario, que podrá haber carecido de un impacto comercial, o del reconocimiento de las masas, pero los pocos músicos que tuvieron la oportunidad de escucharlo, sin duda supieron ver el abanico de posibilidades sonoras que se abría ante ellos y muchos no dudaron en ponerlo en practica, de ahí la importancia y trascendencia que este disco habría de adquirir en años y décadas posteriores y que aún sigue generando poderosos ecos en nuestras épocas, cuándo hace unos años escuche Last Night de los Strokes (una copia descarada y barata del sonido de los VU), con ese sonido que Reed había concebido cuatro décadas atrás y que ahora las masas aceptaban tan gustosamente, fue cuando pude entender que Reed se había adelantado cuarenta años a su época, y que finalmente, tarde, muy tarde, el mundo había podido alcanzar el nivel de sofisticación que Reed nos enseño en el 67.


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