Van der Graaf- The Quiet Zone/The Pleasure Dome (1977)

Van der Graaf- The Quiet Zone/The Pleasure Dome (1977)

Personalmente, este es mi disco favorito dentro de la discografía de los ENORMES Van der Graaf (Generator), así que no te enojes conmigo ya Peter Hammil, por si fuera poco, este es el más extraño de sus discos editados (bueno sin considerar el más reciente ALT), la mitad de la banda, habiendo desertado, en el sonido del grupo, el ausente saxofón de David Jackson es sustituido por un violín, y las densas construcciones de teclados y electricidad de Hugh Banton desaparecen por completo de la mezcla, dejando a Guy Evans y a Hammill a cargo de la dirección de esta grabación, extrañamente con un título para cada lado del disco, con un Hammill acercándose de manera prodigiosa, sin perder su esencia y manteniendo intacta su visión de autor, dejando bien claro su actitud pionera, antecesora al oscuro pop experimental de aquellos años, con David Bowie y Scott Walker como obvios discípulos, y con las principales cabezas del movimiento post punk, como seguidores suyos, entre ellos incluyéndose a los Stranglers, a los The Fall y a los PIL.

En The Quiet Zone/The Pleasure Dome, Hammill doma un poco sus salvajes instintos, aparentemente, cede un poco a la abstracción y a los intrincados pasajes de su banda, además de recortar el nombre del grupo a solamente Van der Graaf, Hammill de esta manera consigue sonar más ágil y ligero que nunca, como pugilista que se deshace de hasta la última libra de grasa para su gran combate, puro músculo y velocidad nos demuestra Hammill en este disco, con una sección rítmica fluida como pocas, desde que arrancamos escuchando Lizard Play nos damos cuenta de la lujosa y espaciosa nueva atmósfera que el grupo nos muestra, en donde el espacio le da elegancia al grupo, con un Evans como principal ancla del sonido, con un Hammill sin rival para sus ejecuciones vocales, The Habit Of The Broken Hands brilla con su fina sección rítmica, y esas atmósferas ásperas que Graham Smith aplica, para los que creen que a la banda le falta Jackson en sus recientes reuniones, aquí esta la clave de dónde el grupo aprendió a prescindir de él, con un Smith de inmediato elevando la temperatura con su instrumento de cuerdas, The Siren Song inicia con el solemne piano de Hammill, mientras que Last Frame sirve para resaltar el trabajo de Smith y de Nic Potter al bajo, si así es, por primera vez en mucho tiempo tenemos a un bajista acompañando a Evans, y a un Hammill poniendo en penosa situación a un Bowie que sin duda le debe mucho a Peter por su sonido y actitud.

Cats Eye-Yellow Fever es un tema épico en donde todos los elementos del nuevo sonido de Hammill se conjugan a la perfección y donde Hammill aplica una técnica incendiaria en si ejecución vocal, un trabajo preciso de Evans en la batería, con el apoyo justo de Potter y un Smith planeando a la perfección su despliegue de sonidos.

La guitarra de Hammil abre el siguiente tema, The Sphinx In The Face, que cuenta con un prodigio de ritmo, dónde el bajo de Potter se hincha, y la banda se da una y mil oportunidades para enganchar a todos con su cadencia, y Hammill despega nuevamente a través de sus dramáticas vocales, por si fuera poco, agreguen el retorno por un instante de Jackson para aportar al tema.

The Quiet Zone/The Pleasure Dome es un disco demasiado generoso, con una banda que aunque herida en cierta forma, incompleta, da muestras de su coraje y valor, de su capacidad para reinventarse, como siempre lo ha hecho y de dar lo mejor de si en los momentos más difíciles, no por nada son y serán unos titanes de la música.


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