Keiji Haino, Oren Ambarchi & Stephen OMalley-Nazoranai

Ahora que nuestro viejo amigo Keiji Haino entra en su sexta década de vida, el japonés parecer remar contra corriente, el hombre japonés, al llegar a los sesenta, por lo regular se retira de la vía pública y entra en una nueva etapa dónde hace a un lado al mundo para dedicarse a reflexionar y perfeccionar su lado espiritual, Haino, pareciera aparecer más seguido en nuevas grabaciones, solo o acompañado y no una o dos, sino hasta tres o cuatro veces por año.

Nazoranai es un nuevo documento sonoro que lleva además del nombre de Haino, el de su ya conocido acompañante, el guitarrista, compositor y baterista Oren Ambarchi, asì como el del guitarrista, compositor y ahora bajista, Stephen OMalley (si, otra vez OMalley) de los Sunn O))), así es, esta vez la ecuación cambia y sale de vista Jim ORourke y entra OMalley (se estarán pendiendo de moda los descendientes de irlandeses? OOk, el caso es que OMalley se une a estos dos, el trío es una continuación de los experimentos que Haino y Ambarchi han estado realizando anualmente con ORourke, algo definitivo es que el cambio de bajista claro que altera y reconfigura el sonido del grupo, Feel The Ultimate Joy Towards…I, es una pieza de sonido etéreo, con Haino apenas tocando las cuerdas de una guitarra que se antoja fantasmal en esencia, la tiempo que Ambarchi marca escuetamente el ritmo, la gran variante es OMalley, quien pareciera imprimir parte de su pasa o en grupos de doom, añade peso y fondo al avance del trío, a la vez que hace más cohesivo el sonido, los músicos parecieran despegar cada vez más sus pies del suelo, la guitarra de Haino comienza a proveernos de densas alucinaciones, al tiempo que el paso de Ambarchi adquiere dimensiones colosales, es un hecho que OMalley sirve de excelente puerto de comunicación entre ambos músicos, y dota a Haino de suficiente confianza para elevar su guitarra a celestiales niveles, le permite a Haino ser más Haino que nunca, y a Ambarchi a aporrear su batería con singular gusto, e inclusive de tomar el protagonismo y desatar buen caso sonoro junto a Haino.

Ambarchi tuvo un pasado previo como baterista en Australia, pasado que dejo atrás y que cambio por una guitarra, aunque hay que señalar que en años recientes, Ambarchi a retomado el gusto por la batería y que año tras año nos permite escucharle más  confidente y capaz en el instrumento al grado de no sólo servir de acompañamiento a sus compañeros, sino de proponer el paso y las acciones, como en la parte II de la anterior pieza, en la cual proporciona una buena base para que tanto OMalley como Haino creen una sublime melodía, con OMalley proporcionando un palpitar oscuro y contundente y Haino añadiendo tono y melodía a su guitarra, así como furia contenida que desata por momentos.

Getting A Bit Blurry Bush…anuncia la llegada de OMalley, su bajo arranca las acciones y poco a poco va integrando a Haino quien hace rugir su guitarra y a Ambarchi que pesadamente va colocando densos bloques de sonido sobre los cuales el trío va avanzando, Haino se muestra aquí en el espectro más abstracto de su estilo, apelando al drone y al feedback con su encanto muy propio y arrebatador, OMalley nos golpea de manera constante con su bajo, y se muestra diestro e integrado con Ambarchi, formando una sección rítmica más coherente que la formada con ORourke, sería difícil señalar que esta versión del trío sea mejor que la versión con ORourke, la diferencia principal se encuentra en la unión sonora que OMalley es capaz de transmitir, y de contagiar a sus compañeros, en ocasiones se entrelaza perfectamente con Ambarchi y en otras entabla un virtuoso dialogo con Haino, haciendo de este Nazoranai un inesperado triunfo de la segunda mitad de este año, Not A Joy To Come Closer es otro punto alto de este disco, con una sección rítmica impenetrable que crea maravillas al conjuntarse con las exploraciones eléctricas de Haino,  Not To Leave Everything To The Light…es de mis favoritas del disco, Haino toma el micrófono y nos trae la presencia de sus increíbles vocales, su voz establece un fantasmal dialogo con el bajo de OMalley, una extraña mezcla de lo espiritual y delicado, representado por la voz de Haino y los físico y robusto, caracterizado por el bajo de OMalley, una pieza dotada de una belleza que me atrevería a decir que ninguno de los tres participantes nos habían mostrado tan directamente, y que después nos avasallan con un documento sonoro de épicas proporciones, un disco que se antoja escuchar más de una vez, escuchar en una de esas tardes extrañamente lluviosas que se nos han presentado últimamente, una guerra de titanes, no, una conjunción de gigantescos talentos, si, que se beneficia ampliamente de la incursión de OMalley, quien con su experiencia como jugador en equipo dota al trío de una fuerza impenetrable que se siente de inmediato.




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