Keith Fullerton Whitman-Occlusions

Nuevamente hablamos de Keith Fullerton Whitman, recientemente uno de mis productores favoritos y digo productores y no artista, músico o compositor, aunque bueno, KFW podría caer en está última categoría, pero solo si incluyéramos a gente como Derek Bailey o a los Can con sus composiciones instantáneas, porque eso es precisamente lo que este productor de música electrónica bastante abstracta hace, a través de su extraña instrumentación análoga, mezclada con  tecnologías digitales, KFW crea sonidos en el momento, que no cualquier podría repetir con mucha facilidad, tratar de controlar la electricidad, las corrientes y el sonido, se podría decir fácil, pero no lo es, lo de KFW es como montarse a un caballo bronco y afearse a el, el mayor posible, la caída grave siempre está a la vuelta de la esquina, pero ahí está precisamente la gracia de KFW.

Occlusions es un disco maximalista, aquí KFW no busca el mínimo de sonidos como en otras de sus grabaciones, aquí Fullerton va por todo, el rango de sonidos es enorme y dado que es una grabación en vivo, se atreve inclusive a incluir la plática de su audiencia, blips y blops abren el disco, y poco a poco Fullerton va liberando sonidos insistentes, agudos e incisivos, Fullerton en este disco le apuesta a la libertad total, a la libertad de poder liberar infinidad de sonidos, de no buscar una melodía, o un ritmo, sino por el contrario desafiar y alejarse de la repetición, lo cual hace con singular éxito, ya que en este aspecto el disco es desafiantemente progresista y rara vez se repite o regresa a un fraseo anterior.

La primera pieza Occlusion (Rue de Bitche) es un viaje por el interior de la máquina, dónde pareciera que Fullerton nos vuelve parte del proceso, los sonidos se van progresivamente volviendo duros, pero Fullerton los combina con momentos sublimes y menos intensos, espacios para reflexionar la evolución musical de este compositor espontáneo, antes de lanzarse en un frenesí tormentoso, acompañándose de sendos “ritmos” amorfos, e inconsistentes, la asimetría es parte importante del trabajo de KFW, ya que sus ritmos o motivos musicales rara vez se repiten, le apuesta a la sorpresa a los cambios súbitos, a la aceleración y desaceleración de su música,  al intercambio y comunicación interna con su máquina, al establecimiento de un singular dialogo, inusual en la música electrónica, y mas común en el mundo del free jazz, por poner un ejemplo, a mitad de esta pieza algo curioso ocurre, y el Fullerton se transforma en algo así como en un percusionista, miles de golpes digitales ocurren en rápida sucesión, Fullerton nos ataca con una ráfaga de sonidos y después aplica un efecto de suspensión y libera algo de zumbidos, para después avanzar por un curiosos terreno muy cercano al mundo del techno, que pareciera indicar que finalmente Fullerton ha logrado conquistar a la bestia y ahora cabalga sobre ella.

Occlusion (Weteringschans) segunda pieza del disco arranca con un insistente ritmo que va tornándose en un ataque cada vez más agudo a los sentidos, el mundo de Fullerton se presenta ante nosotros como un mundo en el interior de una máquina, dónde los cables y los chips se comunican entre ellos, donde en alguna parte, muy escondida hay un corazón humano que late, demostrándonos que Fullerton ha conseguido lo que muchos han soñado y pocos han logrado, convertirse en parte de la máquina, una máquina que singularmente late con un corazón humano y que está a las ordenes de Keith.



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