Abortar o No Abortar



Abortar o No Abortar

Por: Erreh Svaia

Dispersión Caprina

Esa pareciera ser la cuestión, y me resulta absurda ya que despenalizar el aborto no implica incentivarlo o motivarlo, tampoco implica que el sector público tenga que cargar con la ejecución de éste, hoy en día, el ciudadano es libre de decidir si opta por una clínica privada o una clínica pública, el detalle hoy en día es que un aborto se tiene que practicar en la clandestinidad y de ahí la necesidad de regularlo de una manera adecuada, eficiente y humana, que la mujer que acuda a una de éstas clínicas tenga la certeza de que la clínica es un proveedor de servicios legal, calificado y certificado, lo peor que se puede hacer en éstos casos es condenar a una mujer a la clandestinidad, al riesgo de ponerlas en manos de personal no calificado poniendo en riesgo su vida.

Para mi la cuestión real parte desde la educación no sólo recibida en las escuelas, sino impartida por el sector salud a través de campañas, el embarazo adolescente es un problema a la alza de dimensiones globales, no solo a nivel país, la solución, como en muchos otros casos, no es prohibir, sino educar, crear conciencia y romper los tabúes respecto a hasta dónde puede llegar la educación, es bien sabido que México es un país sumamente conservador en la superficie, y eso nos daña gravemente porque mientras nos da miedo hablar sobre el tema, los adolescentes toman más y más riesgos sin contar con la orientación adecuada y al final, cuestiones como el aborto se convierten en la solución errónea para el tema.

En varias ocasiones he manifestado mi apoyo a la despenalización del aborto, a brindar la oportunidad de que personal calificado lo puede ejercer bajo un marco legal, a la luz del día y con todas las garantías posibles de un buen servicio, que no se entienda esto como subsidiar la irresponsabilidad, que no se entienda esto como la aprobación del libertinaje, sino como la madurez de la sociedad para tratar de manera adecuada con estos temas, de brindar a la mujer un servicio que garantice su bienestar en la unidad de salud publica o privada que desee, darle la oportunidad y el apoyo para llevar a cabo el embarazo y la posible opción de dar en adopción al producto y colocarlo en buenas manos de la mejor manera posible, o terminar un embarazo de riesgo para la mujer, para el producto, por posibles afectaciones que traerán sufrimiento a los involucrados.

El aborto aunque debe despenalizarse, debe ser visto sólo como el último recurso, sólo cuando sea necesario, el sector público debe apoyar a la involucrada sólo cuando un estudio socioeconómico lo justifique, y su práctica en las unidades de salud deberían garantizar como en todos los servicios de salud, un nivel de calidad que salvaguarde la vida de quien lo solicita, pero no hay que olvidar que la raíz del problema no es si abortar o no abortar, sino que se tiene que profundizar la educación y las campañas del sector salud para reducir considerablemente el embarazo adolescente, la batalla es contra la ignorancia, no contra la moral, el aborto no es propiamente un derecho, la educación en el adolescente y su protección, si lo debe ser, querer ver al aborto como el centro de la problemática termina sin resolver nada para nadie.

Al final no es un tema de izquierdas o derechas o de quien carga con el costo o de si se subsidia el libertinaje o no, es un tema de educación integral, de vida y bienestar, de dar las herramientas necesarias a los jóvenes para su despertar a la sexualidad y a la edad adulta, de que quienes nazcan encuentren padres y madres que en verdad quieran serlo y como último recurso, quien decida no serlo y pueda pagar el proceso lo pueda pagar no tenga que esconderse y arriesgarse y quien no, pueda recibir apoyo.

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