El Sacrificio de la Libertad a Cambio de Creer Tener la Razón.
El Sacrificio de la Libertad a Cambio de
Creer Tener la Razón.
Por: Erreh Svaia
Dispersión Caprina
Alguna vez lo imaginé así, pensemos en nuestras sociedades
como departamentos contiguos, después centrémonos en el que nos encontramos
actualmente, dividámoslo en dos mitades, una derecha y una izquierda, pensemos
en nuestros conciudadanos, unos sentados a la derecha y otros a la izquierda,
según su preferencia, algunos estarán muy cerca de la línea divisoria, o
centro, muy juntos, otros más a la izquierda, otros más a la derecha, entre más
esté alguien colocado a la izquierda, toda la gente a su derecha, para él serán
de derecha, entre alguien éste más colocado a la derecha, toda la gente
colocada a su izquierda, para él serán de izquierda, así hasta llegar al muro
final, a la derecha o la izquierda, ahí estarán los extremos, aquellos para
quienes no se puede estar más a la izquierda o a la derecha que ellos, paradójicamente,
esos que se encuentran en los extremos, se encontrarán más cerca de sus contra
partes en el departamento contiguo, apenas divididos por un muro, de ésta
forma, quienes están en la extrema izquierda resultan estar muy cerca de quienes
están en la extrema derecha en el departamento contiguo, o viceversa.
Moverme hacia un extremo no me garantiza estar más cercano a
la verdad o a tener la razón en comparación con aquellos que están más cercanos
al centro, y pensar que eso mantiene mi “pureza ideológica” es un erro aún
mayor, ya que al final los extremos resultan cercanos de una forma u otra, si
lo quisiéramos ver como una “herradura”, también los extremos terminan uniéndose
al final, no era extraño ver a dictadores como Augusto Pinochet o a Fidel
Castro hombro con hombro, cada quien en su “departamento” y con posturas
realmente muy cercanas respecto a la democracia, por ejemplo.
Hoy en día el mundo es más complejo de lo que pudiéramos pensar,
y eso justifica que alguien como Vladimir Putin se encuentre más cercano a la
Cuba de los Castro que a la Alemania de Angela Merkel, y es que a Putin la
ideología no es algo que lo guíe, por el contrario, es algo que el usa para
manipular, y junto a la complicidad de la Iglesia Ortodoxa Rusa, una Iglesia de
Estado, le es más fácil trabajar en base a esas complicidades que manejar plenamente
un esquema laico, es más fácil infiltra mediante la fe que mediante la razón, y
Putin debe saberlo bien, no por nada las exitosas incursiones en Latinoamérica
por parte de la KGB en la forma de la Teología de la Liberación liderada por
hoy miembros de la Iglesia Ortodoxa Rusa, en particular el patriarca Kirill, a
Putin le conviene que exista la fe, ya que de ésta manera le resulta más fácil brincar
el cerco de la razón.
En el caso de Brasil, me resulta repulsivo pensar que mi disgusto
con el Partido del Trabajo de Lula da Silva me pudiera llevar al extremo de
estar a favor de un ex militar con sentimientos afines a las viejas democracias
brasileñas, veo con pena extremistas autodenominados libertarios, supongo que a
falta de aventuras extremas como el comunismo, o la guerrilla, que hoy a pesar
de su “amor” por la libertad apoyan incondicionalmente a gente como Jair Bolsonaro,
sus débiles argumentos basados en “echar fuera al PT” a costa de posiblemente
estar echando afuera también a la democracia, por supuesto, los casi cuatro
periodos de “Lulismo” causaron una gran decepción y enojo en Brasil, fueron nefastos,
pero nunca debiesen ser lo suficiente como para empujar al país al otro extremo,
pero aún, con el antecedente dictatorial del país y no sólo eso, la inclinación
en ocasiones al racismo y a la violencia que hemos visto en éste país, la utopía
ofrecida por Lula, al no cumplirse encendió una chispa, penoso pensar que
algunos creen que con fuego apagarán el incendio iniciado con esa chispa, más
pena pretender derrotar la falta de coherencia del Socialismo del Siglo 21 que infiere
promesas de libertad a costa de ésta misma, con un personaje de naturaleza autoritaria
y proteccionista, al que muchos parecen querer darle la oportunidad sólo por ser
cercano a un asesor proveniente de la escuela de Chicago y de los valores
liberales, a fin de cuenta, no puedes combatir la falta de coherencia con más
falta de coherencia, no podemos pretender recrear la dictadura chilena en
Brasil, traer más sufrimiento, sacrificar más libertad y poner en peligro vidas
humanas por tratar de demostrar que creemos tener la razón, a costa de vidas humanas
no vale la pena.
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