Slayer, Reign In Blood, 1986




Slayer, Reign In Blood, 1986

Por: Erreh Svaia

Rock N Roll Animal

Ir de King Crimson a Slayer no me resulta tan complicado, considerando que ambos grupos en sus respectivas épocas debieron resultar igualmente disruptivos, KC con sus elementos novedosos y estridentes bajo un concepto del rock de finales de los 60s y un Slayer llevando un género naciente a sus extremos de una forma radical y novedosa, con un Reign In Blood majestuoso, magro y directo a la yugular, ahí el mayor logro de la banda, en un disco que funciona como un potente y efectivo veneno que no requiere de mucho tiempo para efectuar su letal labor.

Las guitarras de Hanneman y King son la bienvenida a éste universo repleto de adrenalina y horror, un Dave Lombardo en modo hardcore y un Araya en la mejor forma de su vida, abriéndose paso de manera sangrienta como el más feroz vocalista del Thrash Metal (ya vendría después Max Cavalera) gracias a temas como el inmortal Angel of Death detallando los horrores de la era nazi al tiempo que el grupo maneja de una manera que pareciera sencilla complejos ritmos de una modernidad admirable con ritmos de batería y riffs de guitarra que se convertirían en clásicos indiscutibles de la cultura pop, con un Rick Rubin (no Erick Rubin) abriéndose paso con fuerza como uno de los mejores y más visionarios productores musicales, sin miedo a derribar todo tipo de barreras, inusualmente como un blanco produciendo discos de hip hop y después saltando hacia el Thrash Metal caminando la delgada línea entre el genio y la locura.

Lombardo brilla como pocos a lo largo de Piece by Piece con un dominio prodigioso de su instrumento, en una batalla escalofriante con el desaparecido Hanneman y con King quienes establecerían un estilo de ejecutar su instrumento que muchos imitarían de forma posterior, con un Necrophobic bien puesto en el genero Thrash pero con una inconfundible influencia del hardcore como ninguna otra banda del genero hubiese tenido antes, más punks que Metallica, Megadeth o Exodus, pero con un sentido instrumental imposible de despreciar tan fácilmente.

Altar of Sacrifce, otro tema destinado a los clásicos del Thrash Metal posee impecables riffs de guitarra en los cuales un ligero pestañeo provoca que nos perdamos gran parte de la acción, con un impecable equilibrio de cada una de las ejecuciones gracias a Rubin, que permite el lucimiento y total apreciación de cada uno de los elementos colisionando genialmente aquí, con un Araya destacando como un extraordinario vocalista dentro del genero y una magia oscura emergiendo de las guitarras de la banda que derramaban un tipo de maldad y rabia poco conocida en aquellos años, bastaría con escuchar el inicio de Jesus Saves para entender la clase de rabia que podía materializar las guitarras de Jeff y Jerry, perfectamente propulsadas por Lombardo, quien brillaría intensamente en piezas como como la perfectamente sincronizada Criminally Insane, con un sonido increíblemente cristalino que llevaría a Slayer a la cúspide del underground con un sonido imposible de menospreciar, incluso dando el salto al mainstream que simplemente no pudo ignorar tan excelente grabación.

Editado hace 28 años, Reign in Blood se convertiría en el emblema viviente del metal extremo, ese insólito momento en que el Thrash Metal rompía sus propios límites y se convertía en algo más, difícil de pensar que la apenas por nacer escena del Death Metal no hubiese convertido Reign in Blood en su biblia y en la base primordial sobre la que todo el género se construiría, Reign In Blood es el disco definitivo en cuanto a metal extremo se refiere, un clásico como pocos, indestructible y que gracias a la producción de Rubin permanece tan vigente como en 1986 en que vio la luz.


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