Cambio climático: una adaptación necesaria
Cambio climático: una adaptación necesaria
Por: José Antonio Meade
Dispersión Caprina
En el debate sobre el cambio climático global, México
siempre ha estado del lado correcto de la historia. Durante años, en numerosos
foros e instancias internacionales, nuestro país ha sido líder en la búsqueda
de acciones colectivas para frenar y enfrentar los efectos adversos del
calentamiento del planeta.
En 2010, México organizó y lideró exitosamente la
Conferencia de las Partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre Cambio
Climático, la COP 16. Los Acuerdos de Cancún establecieron limitar por debajo
de los dos grados centígrados el incremento de la temperatura mundial,
fortalecer los mecanismos de transferencia de tecnologías y la implementación de
un fondo verde. La nuestra, entonces, era una agenda de mitigación.
Apenas dos años después, México organizó en 2012 la cumbre
del G20. Una parte central de las discusiones gravitaba alrededor de la agenda
de gestión del riesgo de desastres naturales derivados del calentamiento
global. Los ministros de Finanzas compartíamos información y experiencias sobre
seguros y bonos catastróficos para la previsión de los gastos consecuencia de
las afectaciones por el cambio climático.
En ese entonces, nuestros esfuerzos se centraron en la
propuesta de soluciones ante las pérdidas ocasionadas por los desastres
naturales, que para ese año ascendían a más de 380.000 millones de dólares a
nivel global. Dimos a conocer el informe Mejorar la evaluación de los riesgos
de desastres para robustecer la capacidad de adaptación financiera, en el que
impulsamos la consideración del riesgo en la planificación del desarrollo.
Hoy ya no hablamos de los riesgos sino de los efectos del
calentamiento global. A diario, conocemos de tragedias como incendios, sequías
o inundaciones que afectan a decenas de millones de personas, muchas veces a
las más pobres o desfavorecidas, en naciones con menos capacidades y recursos
para hacerles frente, pero también en países más desarrollados.
Los Acuerdos de París derivados de la COP 21, celebrada en
2015, colocaron la agenda de adaptación a los efectos del cambio climático al
mismo nivel que la agenda de mitigación. Los países acordaron entonces reforzar
la capacidad de las sociedades a la hora de afrontar el incremento de las
temperaturas de la tierra.
Además de mitigar y gestionar riesgos, tenemos que
adaptarnos e implementar políticas públicas y de cooperación enfocadas en
enfrentar los efectos del incremento de la temperatura en la Tierra.
La experiencia nos demuestra que es posible orientar
esfuerzos financieros, de política pública y cooperación hacia la agenda de la
adaptación al cambio climático. El reto es generalizar buenas prácticas y
acciones a fin de que se conviertan en cotidianas.
La agenda de adaptación al cambio climático ha alcanzado su
punto de quiebre y es nuestra responsabilidad conjunta lograr que llegue a buen
puerto. Tenemos a nuestra disposición la ciencia, los datos y las herramientas
financieras para ser exitosos.
Por este imperativo de adaptación, por el compromiso con las
causas ambientales que trasciende posiciones políticas y administraciones
gubernamentales, acepté la invitación que se me formulara para participar en la
Comisión Global de Adaptación al Cambio Climático, convocada y hospedada los
Países Bajos.
La comisión está integrada por personalidades
internacionales que han ocupado distintos cargos en las administraciones de sus
respectivos países, seleccionados por nuestro trabajo y liderazgo en asuntos de
relevancia para la humanidad.
Bajo la dirección de Ban Ki-moon, Bill Gates y Kristalina
Georgieva, directora general del Banco Mundial, trabajaremos con líderes
globales en proveer dirección estratégica y asesoría para la agenda de
adaptación. Quienes formamos parte de esta comisión trabajaremos en la
elaboración de un informe con recomendaciones de acciones concretas para
enfrentar este nuevo fenómeno.
El esfuerzo de la comisión irá más allá del informe a
presentarse en septiembre de 2019. Los comisionados propondremos y guiaremos
acciones concretas en temas de primordial importancia como seguridad
alimenticia, infraestructura y resiliencia urbana. Porque no podemos desestimar
la adaptación al cambio climático, pondremos en marcha un Año de Acciones en el
que impulsaremos nuestras propuestas a nivel global.
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