Ultra Violencia y Complicidad en Estambul
Ultra Violencia y Complicidad en Estambul
Por: Erreh Svaia
Dispersión Caprina
Para Arabia Saudita, tener un heredero "millenial"
al trono implicó una gran oportunidad de aplicar un poco de mercadotecnia, usando
al príncipe Mohammad bin Salman (inminente heredero a la colonia del Reino)
como símbolo de una renovación económica y social, como la bandera para
publicitar cambios dentro de AS a través de reformas apuntando al futuro, en
parte con miras a evolucionar a la economía Saudí más allá de su vocación
petrolera, y en lo social apuntar hacia una política ligeramente más tolerante,
lo cual sin duda ha caído de maravilla a unos EEUU, aliados de los Saudíes, y
cuya bandera "liberal" complicaba justificar la relación con el
autoritario y fundamentalista reino, clave a lo largo del tiempo para el
control global de precios del petróleo, y para la influencia estadounidense en
Medio Oriente, principalmente buscando contener los avances geopolíticos de
países como Irán o China.
Pero hablar de temas absurdos como de una política realmente
liberal en Arabia Saudita es imposible, el reino se maneja aún de una manera
casi feudal con el gobierno manteniendo un férreo control sobre la vida de sus
ciudadanos, apagando violentamente cualquier tipo de disidencia al interior y
respondiendo de igual forma a las amenazas externas (como su implacable
incursión militar aérea en Yemen), algunas veces yendo a extremos que públicamente
han obrado en contra de ése país, imposible omitir el caso del bloguero Raif
Badawi, nominado al premio Nobel de la Paz, condenado por el gobierno a ser
encarcelado, además de recibir mil latigazos como castigo a sus escritos (convertidos
en un muy interesante libro) criticando el totalitarismo del régimen.
Un caso reciente que va tomando cada vez más resonancia, y
que estremece a medida que surgen más detalles, es la desaparición del
periodista estadounidense de origen Saudí Jamal Khashoggi, conocido colaborador
del Washington Post y medianamente crítico del gobierno Saudí, presuntamente
secuestrado el 2 de Octubre en el consulado Saudí en Estambul, Turquía, la
historia ha sido recreada a través de cintas filtradas por la inteligencia
turca, que al parecer tenía micrófonos instalados en el consulado, los hechos
parecen extraídos de una cinta de Quentin Tarantino o de Eli Roth, director de
Hostal, y que apuntan a que los dedos de Khashoggi fueron cercenados al tiempo
que éste era drogado mientras se escuchaba música a todo volumen para ocultar
los gritos de Jamal, posteriormente el periodista fue asesinado mediante la decapitación
al tiempo que su cuerpo era desmembrado por un equipo de 15 hombres asesorados
por un renombrado médico forense, equipo que contrario a lo que se presume por
parte del gobierno Saudí, se han ido identificando como miembros cercanos a la
corona y no operadores rebeldes, como se ha manejado en la versión oficial.
El caso Khashoggi a pesar de los escabrosos detalles y
escandalosa naturaleza apunta a que será rápidamente sepultado en alguna
maniobra publicitaria por ambas partes, a diferencia de otro caso, no tan dramático,
vimos a los EEUU imponiendo duras sanciones a la Turquía del sultán Erdogan,
pero se antoja complicado que dichas sanciones se operen contra el gobierno
Saudí, dada la función clave que éste juega en Medio Oriente además de los
fuertes intercambios económicos que se dan entre ambos países, con millones de
dólares y armamento de por medio, el papel del gobierno de Turquía o del
poderoso aparato propagandístico ruso se activará fuertemente en el caso
buscando generar una prominente brecha entre ambas naciones, mientras el gobierno
Saudí y el de EEUU operarán de maneras impensadas para promover una solución meramente
publicitaria que no empañe su oscura complicidad.
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