Coleman, “The King”
Coleman, “The King”
Por: Erreh Svaia
Dispersión Caprina
Hace unos meses viajé a Texas, por lo general la mayoría de
los empleos de bajo nivel en el estado son realizados por gente de color
proveniente de Luisiana, obviamente ésta gente se ha movido a Texas en busca de
mejores oportunidades, no siempre sucediendo, de ahí que resulte más memorable
el caso de éxito de alguien como Ronnie Coleman, policía de la ciudad de
Arlington y el más grande campeón de la historia del bodybuilding o físico
constructivismo, poseedor de una racha inédita de triunfos que le colocan por
encima del legendario Lee Haney, quien sería el primero en imponer el récord de
8 campeonatos Mr. Olympia (el máximo título de ese deporte) continuos, Dorian Yates,
quien sería el sucesor de Haney y pionero de una estética de volumen impresionante,
o el popular y reconocido Arnold Schwarzenegger, así que imaginen mi sorpresa
al encontrarme “The King”, un documental sobre la historia de Coleman dentro
del mundo del bodybuilding, sus orígenes, su desarrollo y su inesperado ascenso
dentro de las ligas de competición, su transformación a base de duro esfuerzo en
el icono máximo del deporte, consiguiendo combinar el desarrollo prodigioso de
Lee Haney con el volumen descomunal de Yates.
Hubo una época en que me volví fiel seguidor de la
disciplina, me tocó vivir la era Yates, en la cual Dorian surgió de ser un punk
inglés tras las rejas, a un ejemplar campeón imponiendo una nueva estética no
vista antes, además de una radical filosofía basada en las enseñanzas de gente
como Mike Mentzer (Heavy Duty), me alejé del deporte casi cuando Yates empezaba
contemplar su retiro tras una serie de fuertes lesiones en brazos y piernas que
lo fueron llevando a considerar alejarse del circulo de competencia, a Coleman
le pude ver como una estrella en ascenso, parte del Top 10, aunque no parecía
capaz de acercarse al Top 5, considerando monstruos como Shawn Ray, Kevin Levrone,
Nasser El Sonbaty o Flex Wheeler que se veían destinados a suceder a Dorian, en
ese entonces, Coleman era sólo un par de brazos y piernas descomunales, sin un buen
torso para unirlo todo, siendo derrotado fácilmente por gente como Lee Priest,
por ejemplo, sería para mi una gran sorpresa ver el enorme progreso de Coleman
en cuanto a la armonía y balance de su físico al grado de poder sobrepasar a
ese Top 5 y hacerse con el titulo y el trono vacante dejado por Yates, fue una
gran sorpresa, pero una grata noticia, considerando que pocos tomaban el deporte
con la disciplina y seriedad con la que Coleman lo hacía, además de convertirse posiblemente en el bodybuilder
más fuerte de la historia, con relatos increíbles sobre las prodigiosas
cantidades de kilos que Coleman era capaz de levantar.
Al igual que Yates, las rutinas de Coleman eran brutales, y
al igual que Yates, Coleman tenía acceso a su propio calabozo en forma del primitivo
Metroflex Gym, gimnasio con pocas comodidades, mala iluminación y ventilación,
y cientos de discos y mancuernas polvorientos y oxidados, ahí Coleman se
sometería a un brutal régimen de ejercicios, convertiría un deporte conocido
como de bajo impacto en una batalla a muerte, que le costaría fuertes lesiones,
base del argumento de The King, en una lucha de Coleman por superar los daños
en su espalda y caderas, resulta trágico ver a un “monstruo” indestructible
como Coleman esforzándose tortuosamente por moverse apoyado en un par de
muletas, a la vez que se somete a una larga serie de intervenciones quirúrgicas
para buscar una solución que parecería no llegar, esclavo de supresores del
dolor y buscando conservar algo de la masa muscular desarrollada a través de
los años, mientras atiende sus exitosos negocios, seminarios por todo el mundo
y a su familia.
The King es una experiencia memorable y dolorosa a la vez,
el retrato agridulce de uno de los grandes campeones del bodybuilding, un
hombre ejemplar que llevó su cuerpo hasta los límites humanamente desconocidos
y que pagó un alto precio por ello.
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