Bill Fay- Life Is People (2012)

Bill Fay- Life Is People (2012)

Bill Fay hizo un par de discos en los 70s, cobijado bajo el paraguas de los canta autores, Fay aprovechó la cartera abierta de de una disquera que lanzó sus discos, no los promocionó y después echó a Fay de su catalogo, mucho se puede decir de la miopía de dicha disquera que no supo proteger y cultivar tan delicado proyecto y es que Fay no es cualquier canta autor, Fay es el canta autor de muchos canta autores, un hombre que tiene la prodigiosa capacidad de sintetizar el poder profético de un Bob Dylan, la estatura poética de Leonard Cohen, la inteligencia musical de un Van Dyke Parks y la chispa y carisma de David Bowie, cosa nada fácil y por demás compleja, pero luego de escuchar Life Is People, el regreso de Fay, luego de una interrupción musical de más de 40 años, difícil es negar tan temeraria afirmación de mi parte, There Is A Valley posee esos arreglos inusuales y barrocos a los que Van Dyke nos acostumbró alguna vez y una extraña mezcla de las habilidades vocales de Dylan y de Ian Hunter, aun y que la voz de Fay suene menos dura, y fatalista, como solía sonar Cohen en su juventud.

No es sorpresa que gente como Jim ORourke (durísimo experimentador sonoro e incondicional  amante del pop clásico) y Jeff Tweedy, líder de los Wilco, una de las mejores bandas modernas, sean seguidores de Fay, sobre todo Tweedy, quien estuviera en parte, tras el regreso de Fay, las melodías dolorosas de Fay sin duda debieron servir de base para las posteriores aventuras de composición de Tweedy, Big Painter es una pieza con suficiente ruido e incomodidad, como para haber salido de la mente de Tweedy, de hecho, Fay le devuelve la admiración al re crear Jesus, Etc, de los Wilco en este disco, Big Painter es robusta y amenazadora, con destellos de luz del amanecer, sumando fuerza al de por si ya enorme poder creador de Fay, esta pieza se acerca a esas grandilocuentes piezas de Roger Waters y sus Pink Floyd, aunque sin caer en la megalomanía demencial de Waters.

The Never Ending Happiness es una pieza que se mueve bajo tierra, una pieza que posee el calor emitido por las mejores pieza de Leonard Cohen y que de inmediato encuentra un tibio nido en nuestro inconciente, una pieza tan intima que pareciera habernos acompañado toda la vida, mientras que This World es una pieza que sin duda retiene la magia musical de un Dylan y consigue elevarla a otro nivel con una melodía de la cual simplemente es imposible de escapar.

Piezas como The Healing Day y City Of Dreams retienen toda esa calidad de los oscuramente clásicos trabajos de Fay en los 70s, con su poder interpretativo capaz de proporcionar una alucinante y estrujante experiencia interior, mientras que Be At Peace With Yourself es una pieza sanadora, como si Dylan se hubiera vuelto más humano repentinamente, casi paternal, aunque no olvidemos que es Fay el hombre detrás de estas increíbles piezas que si no lo han hecho despertaran el interés en bandas actuales como los Spiritualized o los Polyphonic Spree.

La música de Fay tan humana en momentos y tan etérea y divina otras, Empires raya en lo épico, con grandes dosis de drama, mientras que Thank You Lord retorna a esos temas de evocación divina que tanto aparecen en las piezas de Fay, y después el disco cierra con dos importantes temas, la espiritualidad cósmica de Cosmic Concerto, que por alguna razón me encantaría escuchar en voz de alguien como Lou Reed, con un Fay en el plano más sublime que podamos imaginar, por momentos tomando gran altura, para después proseguir con la reflexiva The Coast No Man Can Tell, pieza de despedida que cierra un disco increíble de una leyenda injustamente poco conocida, cuyo talento expresivo se encuentra en un nivel tan alto como cuando grabó sus dos primeros discos hace 4 décadas.

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