Scott Walker -1 (1967)

Scott Walker -1 (1967)

Poseído por el espíritu del GRAN Jacques Brel, Scott Walker, el alguna vez estrella pop con los Walker Brothers, nos llegó con su legendario primer disco, disco dónde Walker abandona por completo el pop sinfónico de los WB (no, no de Bugs Bunny y los Warner Brothers, sino de los Walker Brothers que ni eran hermanos, ni se apellidaban Walker y que muchos creían eran ingleses y no…) en favor de una oscura y apocalíptica versión de un crooner, claro, Jacques Brel había sido el primero en Francia en desatar la oscuridad y la madurez de lo que podía hacer la música popular, pero seria Walker quien rápidamente aprendería la lección y la aplicaría, Scott Walker 1 es el banderazo de la música pop de vanguardia en Inglaterra, sin duda sirviéndole como base a gente como David Bowie, así como Brel, lo hiciera para gente como Bob Dylan y Leonard Cohen.

Mathilde, pieza del repertorio clásico del GRAN Brel es llevada aquí al idioma de Shakespeare, con toda su exhuberancia y esa aura de fatalidad del hombre que anhela el re encuentro con la mujer que lo maltrató tanto y que a pesar de ello la necesita, ya saben amor apache, pero Brel y aquí Scott lo cuentan desde un punto de vista dramáticamente irónico, con todo ese gran sabor a fatalidad que Brel sabía imprimir a su música, Angelica nos muestra un crooner más cercano a Tony Bennett que a gente como Jim Morrison o Iggy Pop, Walker se planta en un nuevo plano muy distinto al del clásico artista de pop, muestra un sentido de madurez y vanguardia inédito para el momento, si claro, las adolescentes de la época le adorarían como un pop star, sin poner real atención a sus perversas letras e intenciones, o a sus temas visitados como las drogas, la muerte, la traición y la perversión sexual, sumándose a un fenómeno que se presenta aún al día de hoy (y que terminaría hartando a Walker) con gente como Ozzy Osbourne o Marilyn Manson, tan adorados por las masas y los medios (pues no que somos tan puritanos?) en un fenómeno dónde la adoración hacia el “artista” termina rebasando la adoración a su arte, convirtiéndolos más en una “marca” que en un verdadero generador de arte (si le pasó hasta al buen John Lydon, que no nos pueda pasar a cualquiera!).

The Lady Came From Baltimore, es recreada de forma magistral, tomada de la pieza original a cargo del gran Tim Hardin, a quien fuertemente recomiendo escuchar si tienen oportunidad, otro compositor oscuro y golpeado por la fatalidad, que no es de sorprenderse compartir espacio con otras piezas de Brel, con un Walker cantando como pocos habían cantado en su época y para audiencias adolescentes, con la poderosa When Joanna Love Me, una pieza que se mete de inmediato bajo la piel, con arreglos de piano por demás sublimes, con un Walker invocando aquí no solo a Bennett, sino al mismismo blue eyes Frank Sinatra.

Es difícil imaginar al buen Scott, interpretando temas tan fúnebres como My Death ante audiencias de chicas adolescentes, poniendo los cabellos de punta a  más de una de las madres y padres de las chicas, después de todo los temas interpretados y algunos otros compuestos por Walker definitivamente eran para criterios bastante amplios, aún así resulta interesante observar la fuerte penetración que Scott tuvo en aquellas épocas en la cultura popular, con un Bowie y un Peter Hammill tomando elementos de la ejecución de Walker, y en España el mismísimo y españolìsimo Raphael tomando inspiración también para despegar su carrera.

Walker completa así un importante primer paso en su carrera solista, cerrando este brillante y oscuro disco con Ámsterdam, tema extraído del catalogo de Brel y que en un futuro el mismo David Bowie haría suyo, con un Walker mostrándose atrevido y conocedor a la perfección de la fatalidad comprendida en el trabajo de Brel, que al igual que Marc Bolan sirvió de un gran puente entre tradiciones y la modernidad trayéndonos como de otra dimensión, una visión distinta del mundo.


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