Castillos en el Aire





Castillos en el Aire

Por: Erreh Svaia

El Craneoscopio

Es digno de aplaudirse hasta cierto punto la discreción que el gobierno del presidente López ha inyectado al Paquete Económico para el 2020, es clara la disciplina fiscal que nos habla de la firme intensión de no aumentar los impuestos y de disminuir la deuda actual, hasta ahí, la cosa suena bien, el detalle es que muchas de éstas promesas y buenas intensiones siguen apuntalándose en supuestos bastante positivos, el tipo de supuestos que no están contemplando las condiciones de la economía a nivel global, o la doble apuesta, a ir por más recaudación, ahora a parir de los ahorradores formales, o el permanente sueño de que PEMEX será capaz de incrementar su productividad, por un lado, es alarmante que el gobierno actual no esté tomando medidas adecuadas para ampliar la base de contribuyentes, el mismo error de visión cometido por gobiernos anteriores, error por descuido o por simple conveniencia, por otro lado, la arriesgada apuesta al despegue de PEMEX, que se antoja complicada y que representa un fuerte desequilibrio que podría terminar en un descalabro de mayúsculas proporciones el próximo año.

Y así, el Paquete Económico del 2020, se convierte primero, en uno demasiado optimista, que hace números basados en supuestos que no parecen fáciles de concretarse, por un lado, poder levantar a PEMEX de su obsolescencia, por otro, usarlo para un mayor despliegue de los programas sociales que tanto gusta el presidente, supuestamente buscando un desarrollo, desarrollo que no se sustenta al final, de un crecimiento económico factible, señalando que se alcanzará un crecimiento del 2.5%, el cual se antoja fantasioso considerando que el impulso de la anterior administración se va terminando y el crecimiento del primer trimestre se ha reducido a 0.05%, si a esto le sumamos la resistencia a ejercer el presupuesto público y a la disminución de inversión que hará el gobierno en infraestructura, se vuelve muy difícil pensar en un crecimiento económico como el que se requiere para lograr un desarrollo óptimo a largo plazo.

En éste paquete o presupuesto económico, la Secretaría de Energía se impone como la gran ganadora, si recordamos aquel muy publicitado “Proyecto Alternativo de Nación”, ya se hablaba del sector petrolero como la “gran palanca de desarrollo”, como tratando de encontrar un paralelo con los proyectos de desarrollo venezolanos, que también muchos se destinaron a programas sociales y muy pocos a proyectos de infraestructura, lo cual no es nuevo, si consideramos que cuando PEMEX ha tenido su producción a tope, muchas de las ganancias nunca han sido bien invertidas en proyectos sólidos con miras a futuro, y si hablamos de la gran perdedora, tendríamos que hablar de la Secretaría de Gobernación, casi borrada por completo del mapa, considerando que el presidente sólo se ha ocupado de la política interna, no es sorpresa que la Secretaria, Olga Sánchez, siga como un mero adorno, cada vez menos requerida, salvo para seguir encontrando lagunas legales como en el caso de Baja California y la extensión del periodo de gobierno de Jaime Bonilla, curiosamente, también pierde la Secretaria de Trabajo, paradójicamente aquí, uno de los grandes proyectos prometidos, el cual parece no haber dado el resultado esperado, y ahora pierde prioridad dentro de los planes para el año que viene.

Estamos ante un paquete o presupuesto económico muy optimista, y aunque la actitud positiva siempre será un factor importante, recalco la manera más adecuada, en como pienso deben ser considerados los escenarios futuros, esperando lo mejor, y preparándonos para lo peor, el paquete peca de optimista, y carece de cimientos reales, muestra un único escenario y no presenta ninguna alternativa real en caso de no materializarse éste escenario, el problema es que el escenario se antoja casi imposible de que se vuelva una realidad.    

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