Tom Keifer Band, Rise, 2019
Tom Keifer
Band, Rise, 2019
Por:
Erreh Svaia
El Craneoscopio
Ojalá hubiesen estado ahí, cuando Cinderella surgió a mediados
de los 80s con un grupo de discos que dieron forma a la era dorada del glam metal
y que posteriormente documentaron la decadencia de éste y la caída de gracia
del género, en cierta forma, Cinderella había construido parte de esa escena
con un disco como el Night Songs, editado en 1986, en el que la banda entraba
de lleno en la dinámica de grupos como Motley Crue, Bon Jovi (quienes serían en
parte responsables de descubrir a Cinderella) y los Guns N Roses, aunque
Cinderella siempre tuvo ese ángulo más filoso, gracias a la abrasivas vocales
de su vocalista Tom Keifer, una intoxicante mezcla de Brian Johnson de los AC/DC
y la inmortal Janis Joplin, discos posteriores como Long Cold Winter, Heartbreak
Station y Still Climbing, nos darían muestras de una rápida evolución musical
dentro de la banda, dejando atrás al glam metal y revelando una banda de
genuino rock n roll, aunque la asociación con el entonces “maldito” genero les
impidió escapar de todo el giro negativo que se crearía y que hundiría a muchas
bandas que no merecían tal suerte.
Problemas legales de la banda con su disquera y problemas de
salud de Keifer y su garganta pondrían fin a la banda y en el limbo la carrera
musical de Keifer, quien ya mostraba un espíritu indomable y con deseos de
retomar el sendero musical, sería hasta el 2013, en que Keifer asomaría su
persona con un disco solista llamado dramáticamente The Way Life Goes, el cual,
ante mis expectativas resultaría decepcionante, considerando el enorme talento
musical de Keifer, un hombre capaz de desatar un infierno musical en segundos,
el disco no tuvo gran trascendencia y pasarían 5 años más para que Keifer
regresara a los estudios y uno más para que pudiéramos escuchar Rise, disco en
el que la visión de Keifer alcanza un interesante grado de madurez mayor a comparación
de su disco anterior, algunos elementos de la última etapa de los Cinderella
parecen surgir a lo largo del disco, Touching the Divine no es precisamente el
tema que mucho esperaríamos escuchar al inicio de un disco, pero es una manera
interesante de asentar el sentimiento general de éste, el ambiente o el “mood”
si quisieran llamarle de alguna manera, hay ritmos duros que muelen los huesos,
guitarras “slide” y la tortuosa voz áspera de Keifer en medio de líneas
cercanas al blues más potente.
El primer sencillo, The Death of Me consigue poner de forma
más evidente lo percibido en el primer tema, aquí es dónde la visión de Keifer
se plasma de manera prodigiosa con duras baterías y guitarras que se arrastran
de forma épica, un torbellino del que Keifer emerge como renacido, como un espíritu
poseído por regresar al nivel de pasión mostrado en sus épocas de gloria, para después
pasar a momentos más reflexivos en medio de “steel guitars”, como resulta en la
confesional Waiting on the Demons, la cual es rápidamente seguida de la poderosa
Hype, que pareciera marcar uno de los puntos más intensos del disco, que empata
con la dureza de los tiempos, con batería y bajos monstruosos, un ritmo
batiente y un Keifer majestuoso absorto en su lado más eléctrico, ¿Alguien dijo
aquí Brian Johnson?
El tema que da nombre al disco sirve para exaltar esa parte
del cantante-compositor que muchos parecieran olvidar respecto a Keifer, quien
en el tema se muestra más expuesto y vulnerable que nunca, y es ahí en dónde
pareciera revelarse el verdadero Keifer, pareciera un momento de ruptura radical
con su pasado, y pareciera el momento en que surge un patrón interesante que
pareciera ver hacia el futuro, con un artista que parece tener un carisma
similar al de Steven Tyler de los Aerosmith, casi listo para estallar, curiosamente
ni Tyler sería capaz de esto en la actualidad, y que fantástico que Keifer se
permita ésta insólita dualidad, ya que para All Amped Up, nos muestra una devoción
enorme por AC/DC, más enorme incluso que la de los The Cult, en un tema que conecta
con esa versión eléctrica e inspirada en blues, que ha sido lo mejor de los
Cinderella y que se extraña en Keifer.
Hay una fortaleza en los temas aquí presentados por Keifer,
que no pude detectar en su anterior disco solista, y esto es algo para
celebrar, ya que temas como Breaking Down tienen un poder genuino tras de
ellos, algunos más genéricos como Life Was Here, solamente consiguen mantener
la inercia, que nos permite llegar a la casi fantasmal You Believe In Me, otro
tema reflexivo que seguramente es la oportunidad de Keifer de probar nuevos
matices en su voz, y conseguir un equilibrio para éste disco que en ocasiones
pareciera desbocarse de manera jubilosa, y así, Keifer consigue calibrar su
nueva naturaleza hallada, sin duda admirable como se ha conseguido reconstruir
éste personaje, con un disco que se acerca a lo sobresaliente.
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