Un México Feliz
Un México Feliz
Por: Erreh Svaia
El Craneoscopio
Según el presidente López, el pueblo (de México) está
“feliz, feliz, feliz”, afirmación que el presidente asegura fue sustentada
mediante un estudio del Inegi, y otra vez volvemos con las mentiras a medias
del presidente, ya que el pueblo México, según la Encuesta Mundial de Valores,
tiene varias décadas siendo bastante feliz, varias aclaraciones al señor
presidente, que por un lado suena desesperado por tener algún dato que afirme
su labor como mandatario, y por otro, parece querer imponer su agenda y sus declaraciones,
como una verdad al país, la “felicidad” que se refleja en los estudios, es una
que se ha manifestado ya por varios años anteriores a la presente
administración, reportes de los años 2000, 2005, 2012 y 2018 así lo demuestran,
indicando que un 90% de la población mexicana es feliz en cierto grado, y si
quisiéramos ponernos estrictos y académicos, convendría señalar por un lado, al
señor presidente, que los estudios indican al día de hoy que según Inegi, al
día de hoy, casi un 14% de los mexicanos se hayan infelices, por lo que los
hechos “matan” su algarabía y presentan una disminución, de éste indicador, si
queremos tomarlo en cuenta, hace algunos años, señalé éste indicador, más allá
del magro crecimiento del 2 a 3% de pasadas administraciones, la respuesta de
la entonces oposición, hoy oficialismo, que el crecimiento era mediocre y que
medir la felicidad no era algo objetivo, pues bien, al día de hoy, esa
oposición es gobierno, el crecimiento que tenemos hoy en día es del 0.0%, y
¡Sorpresa!, ahora si es relevante ser feliz, y no sólo una vez, para el
presidente, vale decirlo que somos tres veces felices, aunque en los números,
lo seamos menos.
Cabe mencionar el caso de estudio de Bután, país que en los
70s se encontraba con un nivel de vida inferior, al de países como Libia, hoy
en día, para buscar afirmarse, el rey de Bután optó por desechar mediciones
como el Producto Interno Bruto, y creo el índice conocido como el de Felicidad
Nacional Bruta, y el resultado fue que mágicamente, Bután resultó ser uno de
los países más felices del mundo, a pesar de su pobreza extrema, me queda claro
que la felicidad, sea lo que sea, es algo meramente subjetivo, cada quien tiene
su propia definición del término, algunos verán la felicidad como un destino al
que se quiere llegar, otros la verán como el mero proceso de ser feliz, otros,
como me decía hace poco un amigo, la ven como algo inmediato, “tengo un auto
nuevo, soy feliz”, estoy con mi familia, soy feliz”, “me hicieron un regalo,
soy feliz”, convengo más en el viejo ideal estoico, que en ocasiones se acerca
tangencialmente al mismo budismo en el que se busca desear menos o necesitar
menos cosas, como la verdadera “riqueza” o “felicidad”, y una cosa es
definitiva, la felicidad es una lucha personal, no colectiva, que depende más
del individuo, y tal vez de su familia, que de alguna política propia de algún
gobierno, prueba de ello, son los altos índices de “felicidad” en los años
recientes en que la inseguridad y la
desigualdad en el país han ido a la alza, seguramente gente como el empresario
Ricardo Salinas Pliego, muchos de los contratistas que hoy reciben proyectos
por asignación directa, los beneficiarios de programas sociales, Ricardo
Monreal, Jaime Bonilla y muchos otros más, deben ser más felices gracias a las
políticas del presidente.
La realidad es que ningún país ha reducido la pobreza sin
crecimiento económico, los índices de felicidad son una mera consecuencia de un
país que consigue producir más de lo que crece su población, de ésta manera impulsando
fuertemente el PIB y creando más riqueza, de ahí el punto importante, es como
distribuirla, pero el factor determinante, otra vez, es la creación de ésta, y
el obvio aumento del PIB, el cual, por años, con un porcentaje superior al 10%,
ayudó a millones de personas en China, a salir de la pobreza y tener un mejor
desarrollo,; cuando el presidente López habla sobre la felicidad, me viene de
inmediato a la mente la distópica novela Un Mundo Feliz, de Aldous Huxley, en
la cual se relata una supuesta utopía, que paradójicamente se sostiene mediante
la destrucción de la familia, la cultura, el arte, la ciencia, la literatura,
la religión, la filosofía y el amor, que no parece ser una realidad literaria
muy distante de nuestra realidad, en la cual hemos visto el alza de ataques
directos, a las mujeres, a la cultura, a la ciencia, a la diversidad y a la
tolerancia, cuando el presidente López hablaba de la “república amorosa”, en
realidad, a mi mente se venía el recuerdo del Ministerio de Amor, uno de los ministerios
presentes en la inmortal novela 1984, del genial escritor George Orwell, ese
ministerio que buscaba reeducar a la población inculcando el “amor” al líder
supremo y al ideología del partido en el poder, bajo ese esquema, y bajo los
vericuetos de la “neolengua”, tendríamos que tener más cuidado cuando
escuchemos sobre la “felicidad” y el “amor”, viniendo de un gobierno
obsesionado con el control de la vida del mexicano.
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