Destrucción a Distancia





Destrucción a Distancia

Por: Erreh Svaia

El Craneoscopio

La mañana del 11 de Septiembre del 2001, mi principal preocupación era el cómo llegar a mi trabajo, una lluvia intensa azotó la cuidad de forma implacable y muchas calles se encontraban gravemente inundadas, llogré llegar a tiempo y me preparé para un día que esperaba fuese poco común por las lluvias, pero mis estimaciones respecto al día se quedaron muy cortas, alguien trajo una pequeña televisión y la colocó en una de las oficinas, al tiempo que mis compañeros empezaron a colocarse alrededor de ella, cuando me percaté y me acerqué a aquella multitud, pregunté por el motivo de aquel alboroto, y me respondieron que dos aviones se habían estrellado, cada uno contra las Torres Gemelas en Nueva York, que no era un accidente, el noticiero anunciaba que los EEUU estaban bajo ataque.

Pensar que secuestradores habían tomado por la fuerza los aviones y los habían dirigido hacía las Torres no pasó por mi cabeza, eso escapaba de mis alcances de pensamiento, mi primera conclusión, sin tener muchos detalles es que alguien estaba controlando los aviones a distancia y  llevándolos a chocar contra determinados objetivos, definitivamente mi mente había traído una explicación bastante más sofisticada que lo que en realidad había pasado, en mi mente eran naves controladas a distancia por alguien más con el fin de destruir objetivos más simbólicos que funcionales, claro, murieron miles de civiles, pero el objetivo era enviar una señal, un grupo pequeño (al-Qaeda), no una nación (aunque obviamente respaldados por un poder mayor), habían dado un golpe a uno de los grandes símbolos de los EEUU, y de Occidente en general, el World Trade Center, el comercio, el libre mercado y la globalización.

 El ataque del 11 de Septiembre no era una mera casualidad, tuvo una planeación minuciosa y poseía un significado especial un ataque al Occidente, al libre mercado y a la globalización, un tiro letal de un David contra un Goliath, realizado en una fecha en que en 1919, los EEUU habían invadido Honduras, en que junto a los aliados, los EEUU invadían Alemania en 1944, en que las operaciones militares iniciaban durante la Guerra de Corea, en 1950, en que un golpe de estado, respaldado por los EEUU, derrocaban el gobierno de Salvador Allende en Chile, en 1973.

El reciente ataque en tierras saudíes, es notorio por su similitud con el ataque a las Torres Gemelas, si, finalmente, la realidad alcanzó la ficción que me había hecho 18 años atrás, eran naves no tripuladas, dirigidas a distancia (drones), presuntamente usadas por un grupo pequeño (los rebeldes Houthi en Yemen), no una nación, aunque presuntamente respaldados por el gobierno iraní, en un duro golpe a uno de los máximos símbolos de Arabia Saudita y el Medio Oriente en general, el petróleo, en la mayor planta de procesamiento de petróleo del mundo, finalmente David se había lanzado nuevamente en un ataque letal contra Goliath, si en el 2001, al-Qaeda había lazado su voz de una manera brutal contra los EEUU, ahora los rebeldes Houthi, los hacían contra el gigante Saudí que en meses anteriores había arrasado con los territorios Yemeníes mediante despiadados ataques arreos.

Finalmente pareciera que un choque de civilizaciones se ha generado, un perverso revés de los que vivimos hace casi 18 años, por fortuna no podemos hablar de un costo de vidas similar al de los atentados de Septiembre 11, sin embargo, el golpe certero ha tenido repercusiones a nivel mundial, claro, el petróleo empieza a perder su reinado, y eso ha servido para evitar una crisis global de desabasto y encarecimiento de energéticos, hemos pasado la prueba de que la dependencia hacia el petróleo es cada vez menor, y lamentablemente hemos pasado la prueba de que a no se necesitan secuestradores aéreos kamikaze, para provocar un gran daño, finalmente mi paranoia se materializó en algo real y tangible, y una nueva dimensión de terror se ha abierto ante nuestros ojos, y las posibilidades son enormes, si los drones poco a poco se van convirtiendo en el futuro, no se ve tan bien como pensábamos.

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