Greta y la Cuarta





Greta y la Cuarta

Por: Erreh Svaia

El Craneoscopio

Anuncia el gobierno mexicano, su deseo de traer al país a la activista adolescente sueca Greta Thunberg, en primer lugar, me pregunto, ¿Sobre que vendría hablar la chica en un evento del gobierno? ¿Sobre la tala en la zona de la ya iniciada refinería de Dos Bocas? ¿Sobre el desprecio del titular de la Semarnat hacia las energías eólicas? ¿Sobre la gran apuesta que ha hecho la CFE por el carbón como base de su producción de energía? ¿Sobre el efecto que tendrá en Tren Maya en las selvas del sur? ¿Sobre la visión de actual gobierno de usar el petróleo como “palanca de desarrollo” para el país? ¿O vendrá a hablar sobre la “maldad del neoliberalismo”, ya desterrado del país? Podría ser ese último tema, ¿O tal vez podría venir la Thunberg ha echar loas a nuestro admirable Partido Verde Ecologista de México? Orgullo de la lucha ambiental en el país, tal vez podríamos platicarle sobre la cantidad de animales que murieron abandonados cuando se prohibió de manera abrupta y poco razonada, el uso de animales en los circos.

No, ya sé, podría hablar del hermoso lago de Texcoco (inexistente) salvado gracias a la cancelación del aeropuerto que se planeaba construir ahí, o quizá de la hermosa cortina de humo que presenciamos hace unos meses en la Ciudad de México, el olvido en el que se tiene a la vaquita marina (¡Ah! pero como amamos a la “vaquita amarilla”).

Veo complicado pensar que el gobierno de la Transformación de Cuarta pudiera encontrar algún uso en el discurso de la Thunberg, ¿Podría ella encontrar algún discurso a favor del actual gobierno? Tal vez la desinteresada siembra de arboles en Centroamérica, con el fin de “detener la migración”, tal vez los miles de hectáreas de árboles frutales sembradas en país, excelente, pero ¿Y las que se quemaron hace unos meses por la reducción en el presupuesto ejecutado en la secretaría a cargo de cuidar los bosques? Ahórrense la pena y ahórrensela a la Thunberg por favor, porque en ningún lugar, el discurso descaradamente millenial de Greta Thunberg se podría ver peor, que en México.

Y es que aunque aplaudo el mensaje de cuidado al medio ambiente de Greta Thunberg, su naturaleza millenial, hace que verla y escucharla, me aleja de simpatizar con su mensaje, parece aterrorizada por el futuro y sumamente asustada ante una visión casi apocalíptica, casi al borde de la histeria, es una historia típicamente millenial, preocupados al borde de la histeria por el planeta, pero no abandonan sus asadores y sus carnes asadas, su exagerado consumo, su predilección por el café de Starbucks, los autos grandes, los mini splits, los smartphones casi desechables, su negativa a tener hijos, “para salvar al planeta”, pero su amor desmedido por las mascotas, que hacen de la industria de la mascota una de las más rentables y en enorme ascenso en el mundo.

¿Qué tan alejada está la Thunberg, de esos socialistas que tanto criticamos, y que les encanta jugar a la víctima? ¿Porqué no volteamos a ver a los indígenas en las selvas del sur, en el Amazonas, en China, en África? Tiene que ser una chica de la progresista y rica Suecia (en dónde, por cierto, los migrantes no la pasan tan bien, ¿Eso no le preocupará hasta las lágrimas a Greta?), cuyos padres, son reconocidas figuras del medio artístico, ¿Cómo dejaron que su hija, una adolescente de 16 años, cayera en una profunda depresión? ¿Fueron ellos los responsables directos de los cambios emocionales de Greta? ¿No pudieron criar a una adolescente igual de consciente, pero menos frágil que Greta? Por cierto, ¿Los libros de Greta, son escritos en algo que no sea papel? Es difícil alcanzar a entender de una manera objetiva, sin ofender algunas sensibilidades muy delicadas, que, aunque los buenos deseos de la Thunberg, o del gobierno de México, sean loables, la realidad es que la incongruencia termina echando todo abajo, y que aunque Greta, se hoy en día la consentida del diario inglés de izquierda, The Guardian, o que la izquierda supuestamente gobierne en México, el mensaje carece de esa verdadera vocación, transparente y genuina, y al final lo que nos termina quedando es una farsa.  


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