Jóvenes Valientes y Asesinos
Jóvenes Valientes y Asesinos
Por: Erreh Svaia
El Craneoscopio
En los EEUU hemos visto como a la vista del presidente Donald
Trump, los ataques y crímenes contra migrantes han ido al alza de forma
alarmante, ante un gobierno que permite, e incluso apoya este tipo de acciones,
a nadie sorprende que el clima social se vaya enrareciendo y tornándose violento,
como representante de los ciudadanos, los servidores públicos deben ser responsables
y llamados a cuenta por alentar éste tipo de comportamientos y acciones, en
otros países, hemos visto a éstos mismo funcionarios reconocer su error y renunciar
a su cargo por la ofensa cometida.
El 17 de Septiembre se conmemoró un aniversario más de la
muerte violenta del empresario y filántropo regiomontano Eugenio Garza Sada, además
de sus actividades empresariales, claves para el despegue del estado como uno
de los principales impulsores de la industria en el norte del país, se le
recuerda por su naturaleza filantrópica, aportando fuertemente a instituciones
de salud, educativas y deportivas, dándole un carácter social a su visión, que
transportaba directamente a su empresa, proporcionando apoyos de salud (con
clínicas para sus empleados), con centros recreativos y de convivencia, además
de apoyos en temas de educación y de vivienda, en algo que pudiéramos hablar,
extrapolando el término “estado de bienestar”, en “empresarios de bienestar”.
No sólo desafortunada, también ignorante y nefasta, ha
resultado la declaración del hoy, director del Instituto Nacional de Estudios
Históricos de las Revoluciones de México, Pedro Salmerón, y fiel seguidor del
Lopezobradorismo, en el poder, en el sentido de que aquel 17 de Septiembre de
1973, los secuestradores y asesinos de Eugenio Garza Sada fueron “jóvenes
valientes”, refiriéndose a los miembros de la Liga Comunista 23 de Septiembre,
perpetuadora del intento de secuestro y asesinato, éste sería solamente uno de
los muchos secuestros llevados a cabo por tal organización, que buscaba obtener
un rescate a cambio del empresario con el fin de financiar sus actividades subversivas
(compra de armas e instrumentos de radio comunicación).
En aquellos años, sin duda, cabe resaltar la polarización
social instigada por el presidente Luis Echeverría, (después sería revelado
como informante de la CIA), principal beneficiado por el derramamiento de
sangre el 2 de Octubre de 1968, y que daría a su gobierno un toque populista,
de supuesta vocación por las masas y el bienestar social, Echeverría crearía un
ambiente de desconfianza e incomodidad con el fin de aprovechar la polarización
para afianzar su gobierno, el resultado, sería un clima de radicalización en
contra del empresariado, a quien el gobierno de Echeverría señalaba como
culpables de la debacle económica del país, lo cual sin duda sería el terreno fértil
para los hechos sucedidos aquel 17 de Septiembre, incluso varias líneas de investigación,
acusan que el gobierno de Echeverría sabía desde un año antes los planes del
secuestro, y no hicieron nada para evitarlo.
Un funcionario público debería tomar en cuenta que, como
representante de lo ciudadanos, declaraciones irresponsables como los de
Salmerón, no podrían pasar como si nada, debiesen enfrentar una consecuencia
por su falta de sensatez, alguien verdaderamente entregado al servicio público,
debiese estar presentando su renuncia, pero es un escenario que se antoja difícil
en el caso de Salmerón, para quien seguramente ser parte de la burocracia es un
sueño largamente perseguido y que no dejará ir, para el presidente López y su
grupo, ésta debería ser una gran llamada de atención acerca del peligroso juego
de polarización al que han metido al país, los insultos que el presidente emite
cada mañana contra los medios, el empresariado, la oposición y la ciudadanía en
general que desaprueba su gestión al día de hoy, son claras ventanas a la
radicalización de muchos de sus seguidores incondicionales, es un juego
peligroso, si consideramos que el mismo Echeverría, al darse cuenta de como su
juego de polarización se salía de sus manos, emprendió una feroz guerra sucia
en contra de los radicales que el mismo había alentado.
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