Crecimiento y Desarrollo
Crecimiento y Desarrollo
Por: Isaac Katz
Tomado de: El Economista
En el artículo de la semana pasada apunté que, ante el nulo
crecimiento de la economía durante el segundo trimestre, el presidente cambió
su discurso señalando que el crecimiento era una obsesión de los tecnócratas
neoliberales, que a él el dato de crecimiento no le decía nada y que lo
importante no era el crecimiento, sino el desarrollo. Como escribí al final del
artículo: “Y en contra de lo que el presidente opina, a los tecnócratas
liberales sí nos obsesiona el crecimiento porque lo que queremos es equidad en
la prosperidad y no igualdad en la miseria”.
Crecimiento y desarrollo económico no son lo mismo. El
segundo concepto incluye al primero, pero, más aún, el segundo no puede darse
sin el primero. Es obvio, y en esto coincido con el presidente, lo importante
es el desarrollo, pero para, que éste sea un proceso sostenido que lleve a la
población a mayores niveles de bienestar, es necesario como condición
necesaria, más no suficiente, que haya un proceso también continuo de
crecimiento económico. Sin crecimiento, sin que el tamaño absoluto del pastel
esté aumentando, a medida que la población aumenta, las rebanadas que a cada
quien le tocan se van haciendo cada vez más pequeñas. Más aún, si el PIB por
habitante no está aumentando a tasas altas y sostenidas, sino por el contrario
está estancado o, peor aún, está cayendo, lo que se estaría repartiendo es
miseria.
Cuando hablamos de desarrollo se trata de un concepto muy
amplio, e incluye no sólo un incremento en el nivel de ingreso absoluto y por
habitante. También abarca cómo se distribuye ese ingreso, el acceso de la
población a un sistema de salud universal y de alta calidad, vivienda con los
servicios básicos de agua potable, drenaje y electricidad y localizada en un
entorno con los servicios urbanos básicos y en un entorno medioambiental
adecuado, servicios educativos de alta calidad, una fuerza laboral empleada en
el sector formal de la economía y con acceso a la seguridad social, etcétera.
Nada de esto se logra sin crecimiento y, más aún, dado que una parte
significativa de los servicios señalados son públicos y una parte importante
del proceso de desarrollo se logra con programas de gasto público progresivos,
se requiere tener una fuente sólida y creciente de ingresos tributarios y esto
sólo se puede lograr con una economía que se esté expandiendo a tasas elevadas
y sostenidas.
Por lo mismo es que, en lugar de ignorarlo o descartarlo
como una “obsesión neoliberal”, el presidente mismo debería estar obsesionado
con el crecimiento y hacer lo conducente para alcanzarlo. Esto incluye
requisitos macroeconómicos esenciales como solidez estructural de las finanzas
públicas, una muy baja y estable tasa de inflación, un sistema financiero que
eficientemente regulado realice, valga la redundancia, una eficiente labor de
intermediación y de operación del sistema de pagos. Pero, además, para lograr
un proceso sostenido de crecimiento se requiere la garantía gubernamental de un
absoluto e irrestricto respeto de los derechos privados de propiedad en sus
tres dimensiones: el derecho a la posesión de bienes, el derecho a su libre
utilización respetando el derecho de terceros (y penalizando a quien los
violente) y el derecho a la transferencia en mercados que operen en
competencia, tanto interna como frente al exterior. El gobierno, además, no
debe inmiscuirse en la esfera privada si no es para hacer que las leyes se
cumplan, así como garantizar el cumplimiento de los contratos entre
particulares y entre estos y el propio gobierno.
Quiero, como el presidente, un país con niveles cada vez
mayores de bienestar de la población; necesitamos crecer.
Comments
Post a Comment