Can-The Lost Tapes

La única vez que me ha sucedido algo semejante y que pueda recordarlo de inmediato es con el VU de los Velvet Underground, se acuerdan de ese discazo editado muchos años después de la disolución de la banda con canciones que algunas de ellas ya se habían colado en versiones piratas, pero que mantenían un gran nivel musical muy acorde a lo que sabemos de los grandes Velvet? Bueno pues ese legendario disco no se formó de canciones desechadas o de temas fallidos o mal logrados, como muchas recopilaciones de rarezas que suelen editar las disqueras en busca de dinero fácil, los temas que se incluyeron en el VU debieron formar parte del cuarto disco de la banda, por ello es que la calidad era tan buena, ahora un caso más con mis admirados alemanes Can, este año se edita el impresionante The Lost Tapes, con grabaciones inéditas por parte del grupo, que definitivamente no estaban perdidas, pero que de alguna manera quedaron sin editarse, almacenadas, lo sorpréndete aquí es el nivel de calidad de las piezas, que no le piden nada al Monster Movie, Tago Mago o el Ege Bamyasi y vaya que hablar de estos tres discos, es hablar de tres clásicos enormes por parte del grupo, algunos de ustedes recordarán el increíble Delay, disco grabado antes de su debut Mosnter Movie, ya que la banda pensó que era muy extremo para la época.

Bastará con tratar de absorber el impacto de Millionenspiel, con esa vibrante guitarra por parte de Karoli, el relampagueante bajo de Czukay y la batería inhumana de Liebezeit y digo inhumana no porque Liebezeit fuese algo más que un Tony Allen o que un Keith Moon, sino porque Liebezeit no buscaba competir con los humanos, sino con las máquinas, ágil y preciso como pocos, capaz de mantener un mismo ritmo con metro nómica precisión, el grupo aquí en un gran despliegue de habilidades y aún con mucha influencia del periodo en que se dedicaban a musicalizar películas de su país natal.

Waiting For The Streetcar es abrasión pura, con un Malcolm Mooney, como siempre al borde del colapso nervioso, paranoico e insistente casi cercano al mantra desesperado y trascendente como pocos, sólo un marinero estodohundidense retirado podía proporcionar la contraparte exacta a una banda tan volátil, con un Mooney al bordo del fallo mental, furioso y aportando esa nota “al borde del abismo”, que sin duda le valiera a la banda ser considerada fuera de los cánones progresivos y más cercano al proto punk, y esa guitarra de Karoli que taladra los oídos y la mente con singular potencia.

Si claro, los Beatles tenían su Sexy Sadie, bueno pues Can tenía su Deadly Doris (obvia referencia a la admiración que los Can sentían por la etapa más experimental de los Beatles y ya saben, la eterna conexión de los Beatles con Alemania, dónde tuvieron sus primeras oportunidades de tocar en vivo), ese deseo de llevar una idea hasta el punto anterior al quiebre total pasará a la historia como una de las mayores fortalezas de los Can, con una banda comunicándose telepáticamente con singular eficiencia, o en temas como Graublau, completando una sorprendente evolución de banda a máquina en espacio de un tema, sirviendo de plataforma y principal influencia para otras bandas como los Wire, que soñaron con ser tan precisos y fríos como una máquina, y que obviamente encontraron influencia en estos alemanes, quienes de las más estrictas orden, exactitud y precisión, extraen el caos del orden y generan una pieza sorprendente que en verdad, se pone justo al lado de los más grandes temas que conocemos de este grupo, o con un Damo, si el gran Damo, en Bubble Rap, externando esas vocales que no podrían significar nada literal, pero que rítmicamente valían oro, ese Damo que hablaba con el viento, los árboles y los dinosaurios, ese Damo cuyo idioma iba más allá de las palabras y se convertía en sonido puro.

Muy en mi humilde opinión uno de los mejores discos editados en lo que va del año, un regreso sorprendente, aunque sea sólo en unas cintas rescatadas, de una de mis bandas favoritas, si, claro, podemos hablar de los Radiohead, de los Liars, de los Secret Machines, de los Flaming Lips, de los LCD Soundsystem, de los Horrors o de los Beak>, y todos ellos confirmarán la grandeza de este grupo, que ahora nos trae, no un cúmulo de deshechos, algo que en su momento no sirvió, sino de algo que vale oro, como cualquier tema de sus más grandes discos, como si esa grandeza de principios de los 70s se hubiera encapsulado y reservado para este momento, para que en estos días podamos disfrutar de primera mano de esa grandeza que día a día se manifiesta con más fuerza, al día de hoy, el mejor disco del año, en mi opinión.


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