Richard Skelton-Verse Of Birds

Richard Skelton es un compositor cuya música conocí recientemente, recientemente hablemos de tres o cuatro años atrás, de inicio algo complejo, si claro, su música tocaba de manera tangencial mundos tan distantes como el ambient, el folk, y la composición moderna, por si esto fuese poco, Skelton no es un músico, sus estudios de música son limitados, pero esto no le ha impedido convertirse en uno de los mas interesantes compositores del momento, su afición por los instrumentos de cuerda como el violín y el violonchelo, su gusto por grabar y re grabar creando densas capaz de sonido, sus acercamientos prodigiosos al mundo del drone, y su recientemente descubierta afición por las bondades de la guitarra acústica nos han ido llevando en un viaje evolutivo bastante interesante por el mundo musical de Skelton.

Verse of Birds es su mas reciente grabación un disco doble que se convierte en una prueba mas del talento de Suelto, que trasciende la obvia influencia de grandes como Arvo Part, para presentarnos algo distinto, algo mas propio, algo que se mueve entre muchos mundos dispares, pero que al final brinda una coherencia admirable.

Vessel abre este disco, la presencia de los instrumentos de cuerda es un imperativo en los discos de Richard, pero en este en espacial, comienza a incursionar en la guitarra, hecho que en algo difícil de concebir si, pero que le acerca al mundo de los Earth y de Ben Frost de igual manera, bastara escuchar los dos mas recientes discos de los Earth, para darnos cuenta de cómo ambos creadores se van aproximando basados en su afición al folk ingles, al movimiento lento y doloroso, a los volúmenes y densidades altas, esas guitarras fantasmales, si, se que he utilizado el adjetivo “fantasmal” para describir mucha música últimamente, tal vez es un hecho que esa característica en la música es muy de mi agrado, por otro lado, la música de Skelton ha encontrado un paralelo en la música de Ben Frost, mas específicamente su disco mas reciente, en colaboración con Daniel Bjarnason, ese donde re imaginaban la música de fondo del clásico de Tarkovsky, Solaris, donde las cuerdas ejecutadas por Bjarnason, reciben un duro tratamiento por parte de Frost.

Calm Bearer es una pieza oscura que poco a poco se va expandiendo, las ejecuciones de Skelton se van empalmando y van creando un sonido masivo, radiante, como un conjunto de engranes que se van accionando poco a poco avanzando a un paso coordinado, la música de Skelton muestra gran disciplina, gran visión, y una expresión poética sin igual, desearíamos aquí, que nuestro paisano, el director de cine González Iñarritu volteara hacia la música de Skelton y no a la de Gustavo Santaolalla, sin duda la música de Skelton le resultaría mas carcajada de ese sentimiento de desesperación que tanto busca imprimir Iñarritu.

Bond That Does Not Brake es Skelton aplicando la guitarra como nueva guía en su música, Skelton dota su música de singular fuerza y pasión, los sonidos se entremezclan, después se desordenan por momentos y después Skelton busca la manera de darles orden nuevamente, la música de Skelton poseee una fuerza arrebatadora, una virtud de guiarse por instinto puro, no por reglas musicales o de composición, lo cual les da un soberbio toque de forma libre, una encantadora naturaleza enigmática que nos tiene en espera de que seguirá, y es que absolutamente nada esta escrito en el universo de Richard.

Promontory seguramente les erizara la piel, y The Narrow Rooms es garantía de un buen viaje por pasajes subterráneos, Little Knives es violenta y estremecedora y finalmente Domain, un tema de épicas proporciones cierra un disco épico, que a pesar de los escasos recursos con que cuenta Skelton, termina resultando variado y relevante en todo momento, Skelton sigue creciendo a pasos agigantados, su música, adquiere cada vez mas y mas confianza en si misma, y nos hace preguntarnos, y si el buen Brian Eno le diera una manita a Richard, como se la ha echado a Ben Frost? God only knows, como decía Brian Wilson, lo que podría suceder…