Philm-Harmonic

Por supuesto que a los 15 años era fan a morir de Slayer y quien no lo sería, si a esa edad casetes de Metallica y Testament empezaban a apilarse en mi cuarto, descubrir a Megadeth a Anthrax, como no enloquecer ante los más extremos de esta manada, los Slayer, herederos completitos de mis muy admirados Venom, pero Slayer llevaba este rollo más allá, eran obviamente más eficientes en sus ejecuciones, contaban con un Hanneman altamente técnico y prolífico como compositor, a un Kerry King que destripaba con singular furia su demoníaca guitarra, a un Tom Araya con unas vocales impresionantes, recuerdan esa manera de iniciar Angel Of Death del clásico de todos los tiempos Reign In  Blood?  Pero claro, no olvidemos al master de la batería, el enorme Dave Lombardo, quien por mucho superaba a cualquiera de los bateristas de los anteriores grupos mencionados, con una muy efectiva mezcla de poder y técnica, por supuesto que me bajé del “tren” de Slayer luego del Seasons In The Abyss, muchos advenedizos súbitamente los descubrieron, cuando MTV les dio exposición a estos titanes del Thrash, luego de que Metallica llegó a la cima de las listas de popularidad, las disqueras buscaban al próximo “Metallica”, pero debo reconocer que Slayer no cedió a la tentación, hizo una bien pensada retirada, regresó a su sonido original y se aferró a lo que sabía hacer, sin duda eso los hizo seguir con su dignidad intacta, sin pocas culpas que cargar como los otros “grandes” del Thrash.

Pero de los 4 miembros de Slayer, hubo uno que en verdad supo zafarse de limitantes y crear algo más allá de lo que estaba permitido en el mundo de Thrash, el señor Dave Lombardo, quine a través de buenas amistades como John Zorn, Mike Patton y Buzz Osbourne, rápidamente se te desmarcó del heavy metal tradicional, grabó con Zorn en varios discos de jazz-fusión-experimental, hizo una colaboración con el músico italiano Lorenzo Arruga, en honor a Vivaldi, colaboró con el buen DJ Spooky en su disco Drums Of Death y además se convirtió en miembro de tiempo completo de los Fantomas de Mike Patton, junto a Buzz y a Trevor Dunn, en una banda que prácticamente rompía con todo lo establecido.

Pero la inmensa inquietud creativa del buen Lombardo no acaba ahí, y nuevamente bajo el auspicio de John Zorn, quien edita este disco en su célebre sello Tzadik, tenemos el nuevo disco del actual proyecto de Lombardo, Harmonic, disco a nombre de Philm, trío potente que consta de Lombardo en una escueta batería (olvídense de un ensamble de tambores enormes, aquí sólo hay bombo, tarola, un tom y un platillo), y el acompañamiento de dos relativamente desconocidos músicos, Gerry Nestler en la guitarra, que hace un bastante decente trabajo con esa guitarra densa y exótica, además de aportar vocales y un Pancho Tomaseli en el bajo, que nunca deja de acompañar a Lombardo de una manera admirable.

Decir que este Harmonic es un disco de metal sería quedarnos cortos, muy cortos, por un lado claro que tenemos ritmos machacantes, pero estos son presentados de un sin fin de maneras, todas ellas rebosantes de creatividad, como en Vitrolize, dónde las guitarras rugen con singular fiereza sin caer en clichés tipo heavy metal, por otro lado Lombardo y Tomaseli se combinan a la perfección para liberar ritmos incesantemente variables tomándonos a más de uno por sorpresa, esta pieza brilla con una chispa muy cercana al punk y al hardcore, sin caer de lleno en el, Lombardo aporrea al máximo su pequeña batería, se muestra ágil y por demás resuelto, en ningún momento se escucha falto de recursos, Mitch con sus riff sangrientos y trabajo rítmico intrincado nos pone rápidamente en movimiento, Lombardo ágil y precios como pocos, siempre presente, pero sin robarse el show, una banda perfectamente equilibrada y Hun, con sus ritmos cortados me trae por momentos a la mente a los primeros Helmet, pero sin caer en excesos mecánicos, no aquí la música fluye con una singular espontaneidad, Nestler se muestra como un eficiente, muy eficiente guitarrista, que igual sabe sonar hambriento y desesperado, que reflexivo y atmosférico y es precisamente esta ambigüedad la que guía los pasos del trío en este disco, Area arranca igual de manera contundente con  un dialogo telepático entre Lombardo y Tomaseli, el trío acercándose repentinamente a pasajes psicodélicos y progresivos, sin comprometerse del todo, Harmonic es un hermoso paseo a través de un vitriólico bosque, estos Philm además de producir aguerrida música demuestran también que son buenos creando atmósferas, al igual que en Exuberance, dónde la guitarra de Nestler se pone al servicio de algo parecido al jazz, en lo cual Lombardo y Tomaseli no tardan en apoyarle, y las hostilidades serias regresan en temas como Sex Amp, con su estallido de demoledora energía punk traducida a través de movimientos poco ortodoxos, y que decir de la definitivamente estelar Amoniac, dónde el grupo muestra un infeccioso ritmo que aunque carece de la precisión fría de unos Helmet o unos Jesus Lizard, posee la suficiente malevolencia para empatarse con ellos.

Lombardo se muestra exuberante a pesar de las limitaciones que el mismo trata de imponerse, pero que nos deja claro que no existe un límite para su poder creativo, se reúne con dos formidables músicos, y nos traen una muestra muy personal de un estilo que se debate entre el metal, el punk y lo progresivo, sin caer de manera excesiva en los clichés que cada uno de ellos pudiese conllevar, bien por Lombardo. 


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