Merzbow Marhaug-Mer Mar
Da gusto escuchar nuevamente juntos a este par de titanes, colaboradores desde los 90s, y que nuevamente se vuelven a reunir para reventar los oídos de más de uno, Masami Akita, mejor conocido como Merzbow cuenta ya con una larga trayectoria que va desde la creación del ruido más primitivo, hasta el uso de computadoras y sintetizadores para crear los sonidos más abrasivos jamás imaginados, por otro lado Lasse Marhaug, igualmente cuenta con una respetada carrera dentro del noise en su natal Noruega, y es un espectáculo escuchar como ambos individuos intercambian ensordecedores ruidos de manera inmisericorde.
Cabe mencionar que la primer mita de este disco, Mar, es una pieza latente, música concreta llevada al extremo, metales que se golpean con fiereza, piezas que son raspadas con brutalidad, para extraer un sin fin de sonidos atronadores, procesados vía un sin fin de pedales de efectos, tratados y transformados a voluntad por ambos creadores, que deja huella del inmenso ingenio de Akita y Marhaug, por un momento pareciera que no pudiéramos resistir más el fiero ataque combinado de estos dos sujetos, pero ambos han crecido y madurado y han aprendido a brindar a su trabajo una admirable complejidad que por momentos nos da un respiro, nos maravilla, nos confunde y nos hace prestar al trabajo sumamente detallado que estos dos han aprendido a crear.
Sintetizadores hinchados que vibran y liberan abrasivas ondas de sonido que se expanden y se contraen a voluntad de Akita y Marhaug, piezas de metal que parecieran desintegrarse en el aire, fundirse y desintegrarse forman pieza fundamental de este ensamble infernal, Akita imprimiéndole dosis de rebuscado sonido, muy probablemente, en concepto, surgido de su afición por la música progresiva, mientras que Marhaug no da oportunidad alguna y aplica altos volúmenes y poderosos ataques sonoros.
Tormentas progresivas de sonido se forman a nuestro alrededor, al tiempo que estos dos construyen la banda sonora de un endemoniado huracán atacando nuestro hogar, oficina o el camión dónde vayamos viajando al tiempo que escuchamos esta grabación.
Curiosamente hay que este agresivo manejo de sonidos y tonalidades arrojan algo muy, muy curioso que hay que recalcar, al día de hoy, con las situaciones que vivimos, el ruido que emiten Merzbow y Marhaug, se convierte en una barrera protectora, en una burbuja que por un momento nos aísla de nuestro agresivo entorno y es entonces cuando podemos entender y comprender que estamos ante una nueva clase de música, esa que es tan poderosa y a la vez tan hipnótica que nos saca de nuestra realidad y nos coloca en una nueva dimensión, en algo tan irreal, que resulta un alivio.
Mer pareciera iniciar con algo como música de basurero, de cañerías (como diría Bukowski), al tiempo que un sin fin de metales son golpeados, nos adentramos en un bosque de metal, invadido por un fuerte viento, nos enfrentamos al sonido del pasado, del metal, que comienza a ceder a los sonidos plásticos de la vida moderna, heavy metal? Metal pesado? Si, hasta que ambos comienzan a transformar, cual modernos alquimistas, el metal en energía pura, en electricidad, en magia sónica capaz de arrancarnos la piel, esto no es música? Si, la más extrema de las formas de música concreta, mezclada con la más extrema de las formas de música electrónica y ciertos toques de dub, si de dub, por aquello de las vibraciones y las distorsiones de los sonidos (no por nada Merzbow hizo aquella referencia al dub en su discos Merzdub), Mer Mar es un disco peligroso, de una belleza aterradora, que nos hace pensar muchas cosas, nos pone en un paraíso sónico del cual no quisiéramos salir y que nos hace darnos cuenta que el ruido del mundo ha sobrepasado en concepto a Merzbow y a Marhaug, ahora preferimos permanecer en su mundo, que en el mundo lleno de guerras, corrupción, decadencia económica y contaminación que nos ha tocado vivir.
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