Simon Scott-Below Sea Level

Por lo general el baterista en un grupo es la parte “menos musical” por decirlo de alguna manera, el baterista es quien se encarga de llevar el ritmo, pero rara vez el compositor de los temas, claro, hay muy notables excepciones, como mi admirado Christian Vander, de los franceses Magma, Grant Hart de los Husker Du y Klaus Schulze, quien arrancara su carrera con varios grupos, entre ellos los Tangerine Dream y los Ash Ra Tempel y de ahí, prosiguiera con una notable carrera dentro de la electrónica, de que los hay, los hay, claro, pero cabe señalar que son pocos, agreguemos pues un nombre más a la lista, Simon Scott, alguna vez baterista de Slowdive, shoegazers, en la línea de unos My Bloody Valentine, Scott, inglés de nacimiento trascendería sin duda el rol de baterista y se adentraría por otros caminos que lo llevarían a lugares igual de alucinantes, que cuando tocaba con los Slowdive, aunque claro más placidos y trascendentales a la vez.

Scott, se ha concentrado en la música electrónica, principalmente en estos años más recientes, sus composiciones, adentradas en el ensoñador mundo del ambient, y concentrado fuertemente en técnicas minimalistas le ha valido mayor reconocimiento, creo que yo, que en su etapa anterior como baterista, Scott ha aprendido a recorrer su propio camino, a forjar sus propias composiciones y a romper con las limitaciones que pudiese haber encontrado en sus anteriores agrupaciones.

Este Below Sea Level es un poderoso trabajo conceptual, parte audio y parte trabajo visual, en este Scott de alguna manera documenta su visita a los pantanos, mediante la fotografía dota a este trabajo sonoro de un poder adicional para impactar al escucha, Scott a su manera va entramando lo que resulta un viaje a una zona compleja, mezcla de selva y mar, tal vez, sin atreverme a afirmarlo, Scott se ha inspirado en trabajos de otros, como Chris Watson, quienes han sabido traer los sonidos de la naturaleza al genero vanguardista, y en esta ocasión, Scott combina los sonidos captados en esas húmedas regiones, captados a través de micrófonos especiales, con sus investigaciones electrónicas, trayéndonos como resultado un trabajo estremecedor, majestuoso, de alguna manera podemos afirmar que Scott ha sabido combinar el mundo del drone, con el mundo pantanoso que nos presenta en las fotografías, si es cierto, parecieran que ambos mundos hubieran sido concebidos el uno para el otro, lugares con un abundante predominio del verde, de una calma memorable y dónde el tiempo pareciera no avanzar, es ahí dónde el talento de Scott surge para poder captar esa magia de esos territorios.

En la pieza Sealevel 1, podemos escuchar una guitarra sumergida en poderosos ecos y delays, podemos escuchar el corar de ranas y los sonidos de algunos insectos, una sinfonía natural se empieza a cocinar aquí, Scott añade toques electrónicos de fondo que van empujando fuertemente y magnificando lo ya captado, las guitarras muestran una emotividad avasalladora, Scott sabe como congeniar con el entorno, como fusionarse de manera tal que nos lleva a pensar de inmediato en la relativa calma del lugar, sale bien librado, a su manera de una empresa difícil, de un proyecto enorme que debió requerir de bastante paciencia para su armado, para Sealevel 2, los sintetizadores comienzan a convertirse en protagonistas, el movimiento de las aguas es presentado también, junto al sonido de aves, todos ellos captados mediante micrófonos especialmente diseñados, en ocasiones para sumergirse en el agua, de alguna manera Scott se las ingenia para captar este medio húmedo que por algún a razón nos podría llevar directo a crear amnióticas imágenes, Scott consigue exitosamente captar la aparente calma, y la gran actividad bajo la superficie, y después nos despierta con el intro de Sealevel 3, dónde rompe la calma con sendos e imponentes drones, hay que aplaudir a Scott el empeño, bien aplicado a sacar adelante este proyecto, a mezclar esos sonidos de la naturaleza con su bagaje electrónico y saber traducir todos estos sonidos y a filtrarlos y fusionarlos de la manera correcta para traernos esta obra, mezcla de naturaleza y nostalgia, mezcla de lo primitivo y lo moderno, contraste puro en movimiento que Scott termina procesando y amalgamando con singular talento.